Francisco Javier Aguirre.- El pasado martes, día 24, finalizó la Temporada de Primavera en el Auditorio con la actuación de la Royal Philharmonic Orchestra, capitaneada por Pinchas Zukerman, quien, además de dirigir a los músicos, actuó como solista en el ‘Concierto para violín’ de Beethoven. Excelente versión de esta singular obra y de la cuarta sinfonía de Brahms.
Concluía así una secuencia de conciertos de carácter predominantemente sinfónico, que se iniciaron con la Orquesta Sinfónica Goya a mediados de febrero. Las once citas de la Temporada han permitido pasar por el escenario de la sala Mozart a orquestas propias y ajenas, entre las que podríamos destacar la Sinfónica de Viena, el 15 de febrero, con Pablo Ferrández al violonchelo, la Sinfónica de Suecia, el de 19 abril, con María Joâo Pires al piano, y las dos últimas del programa, la Filarmónica de Helsinki, dirigida por Susanna Mälkki, con Simon Trpceski al piano, y la ya citada a las dobles órdenes de Zukerman.
Entre las obras interpretadas hay que mencionar sinfonías de Mozart, Beethoven, Tchaikovski, Schumann, Brahms, Dvorak y Sibelius, así como conciertos de Haendel, Haydn, Beethoven, Liszt, Brahms, Chopin, Rachmaninov y Prokofiev. Otras creaciones menos enmarcadas en parámetros preestablecidos, como la ‘Misa de la Coronación’, de Mozart, la música incidental para la comedia de Shakespeare ‘El sueño en una noche de verano’, de Mendelssohn, ‘La Mer’, de Debussy y ‘La Valse’, de Ravel, entre otras, contribuyen a que el ciclo tenga una variedad que pueda satisfacer todos los gustos.
Particular relieve tuvo el programa del 28 de abril, titulado ‘La voz y el poeta’, destinado a poner de relieve el lirismo musical de Federico García Lorca. Ainhoa Arteta, con el concurso de Rubén Fernández-Aguirre al piano, acarició las estrofas del poeta granadino, poniéndoles el calor, la nostalgia y la ternura con que fueron escritas. La sesión incluyó también dos recitados de la obra lorquiana con las voces grabadas de Paco Rabal, recitando ‘La sangre derramada’, del ‘Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías’, y de Rafael Alberti, leyendo un fragmento de ‘Bodas de sangre’.
Francisco Javier Aguirre