ZBN.– Su verdadero nombre era Lorenza Pilar García Sola y nació en el Hospital Provincial de Zaragoza el 16 de enero de 1928. De familia humilde, a los siete años sus padres consiguieron que ingresara en el colegio de religiosas de Villahermosa y en el coro comenzó a cantar. Siendo muy joven perdió al padre y su madre, que también cantaba, no intentó disuadirla porque secretamente tenía la ilusión de que su hija fuera algún día una gran cantante. Y para su satisfacción pudo verlo.
Cuando a los catorce años Pilar salió del colegio, tomó parte en los programas de “Ondas infantiles” que emitía Radio Zaragoza destacando su voz sobre las demás. Su madre, en tanto, se ganaba la vida como costurera y para ayudarla Pilar consumió su adolescencia cantando en cafés y salas de fiestas. en 1940 decidieron trasladarse a Madrid. Los primeros tiempos fueron difíciles.
No obstante, su musicalidad y su capacidad de estudio llaman pronto la atención de Ataulfo Argenta, que le concede su primera gran interpretación: la Cuarta Sinfonía de Gustav Mahler, que interpretaba por primera vez la Orquesta Nacional de España bajo la dirección del maestro montañés. De esta manera, desde sus comienzos, la carrera de Pilar Lorengar alcanza una dimensión artística y una amplitud de repertorio que sólo sería seguida por algunas de las voces del momento, como las de Victoria de los Ángeles o Toñy Rosado o, poco después, la de Teresa Berganza.
Pronto da el salto internacional, de nuevo de la mano de Argenta, quien la lleva a cantar a París. Desde aquí, la carrera de Pilar Lorengar se extiende por los mejores teatros y salas de concierto del mundo.
El Gobierno de Aragón y la Asociación Aragonesa de la Ópera “Miguel Fleta”, con la colaboración de Bantierra, han querido rendirle un homenaje a través de la exposición “Pilar Lorengar. Una aragonesa de Berlín”, que se inaugurará en septiembre en el IAACC Pablo Serrano de Zaragoza.
La exposición reúne fotografías, carteles líricos, premios, distinciones, diplomas, monografías y revistas, carteles de cine, programas de mano, correspondencia, contratos, vestidos y objetos personales, crónicas, una escultura, además de una extensa discografía.
La muestra, explica el director general de Cultura y Patrimonio, Ignacio Escuín, permitirá a los aragoneses conocer “no sólo la dimensión artística sino también social de la artista”, además de «reivindicar los principales activos culturales de nuestra historia»