Evelyn Morales / Psicóloga.- Cuando hablamos de sueños solemos imaginarnos grandes acontecimientos, grandes logros, y justamente esto es lo que hace que nos “olvidemos” de ellos y dejemos de intentar conseguirlos.
Conseguir que se haga realidad un sueño es el fruto de habernos marcado un objetivo en la vida, y como cualquier objetivo, puede requerir un pequeño o gran esfuerzo.
Si nos planteamos un objetivo lejano en el tiempo (un gran sueño) y poco concreto corremos el riesgo de verlo prácticamente inalcanzable (por no decir imposible) y terminar abandonándolo.
A modo de ejemplo: ¿Cuántas veces nos hemos propuesto perder peso? Como con cualquier otro objetivo, lo primero que necesitamos es concretar, proponerme algo a corto plazo y fácil de asumir. En lugar de proponernos perder peso, nos podríamos proponer perder un número determinado de kg (que sea fácil de conseguir) en un mes. Esto hará que no perdamos de vista el pequeño objetivo y que, al conseguirlo, nos planteemos dar un pasito más y acercarnos a nuestro sueño.De lo contrario, al ver que nos estamos esforzando y que aún queda lejano, nos frustramos y no conseguimos otra cosa que un nuevo fracaso, no conseguimos otra cosa que dejar la dieta.
¿Y si nos propusiéramos montar nuestro propio negocio?, ¿cuántos de nosotros abandonaríamos la idea antes de haberlo intentado? Sería más fácil y asumible comenzar por desgranar la idea, ver qué pasitos tendríamos que dar para conseguir nuestro objetivo. En este caso podríamos centrarnos en qué conocimientos nos harían falta y ponernos manos a la obra para adquirirlos; una vez que tenemos los conocimientos necesarios podríamos plantearnos qué requisitos administrativos necesitamos para montar nuestro negocio, y poco a poco ir avanzando en el proceso.
Por ello, nuestro principal esfuerzo sería dividir nuestro sueño en diferentes etapas, diferentes fases u objetivos, y así poder poco a poco conseguir cada uno de ellos.
Cada uno de nosotros podría tener un mismo sueño y, a pesar de ello marcarnos objetivos intermedios muy diferentes; porque cada uno de nosotros tenemos unas necesidades y podemos ver la vida de distinta manera. Lo importante está en que nada uno nos planteemos nuestro propio reto, nuestra propia forma de llegar a nuestro sueño, y por supuesto, que confiemos, que seamos constantes y no abandonaremos hasta llegar a la meta.
Sea cual sea nuestro sueño, por muy grande e inalcanzable que parezca, lo podemos conseguir. No hay sueños inalcanzables, pero sí personas que nos cansamos a mitad de camino.
¡Sueña, márcate pequeños objetivos, confía en ti y en que puedes conseguirlos…sueña y sé feliz!