ZBN./ “En modo alguno tenemos la más mínima intención de prohibir la venta de setas o de caza”. Así de tajante se ha mostrado el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, al referirse a la ley de venta directa de productos agroalimentarios que prepara el Gobierno de Aragón.
El consejero ha precisado que lo que ocurre es que la ley no contempla las actividades recolectoras o de caza porque “se centra en las producciones agrarias o ganaderas”, pero eso, ha añadido, “no quiere decir que se prohíba la venta de otros productos, esa es una interpretación errónea”. De hecho, tanto la venta de setas como de carne de caza están reguladas por sendos reales decretos.
Esta aclaración se ha producido en la inauguración de la jornada “Diagnóstico y oportunidades del sector de la micología forestal y de la Truficultura en España”, organizada por la Sociedad Española de Ciencias Forestales y el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), en la que se analiza, entre otras materias, “la sostenibilidad medioambiental, pero también económica” de los bosques, en palabra del director de este centro, José Antonio Domínguez.
El titular de Desarrollo Rural ha indicado, en este sentido, que la gestión forestal no se puede limitar a la gestión de incendios, como a veces parece, y que en el departamento que dirige “estamos preparando un plan forestal que “pone el acento en el aprovechamiento de nuestros bosques”.
Con respecto a la Truficultura, Olona ha señalado que las estructuras tradicionales de explotación del producto ya no sirven. Las de producción han tenido un cambio sustancial en los últimos años y ahora es el momento de reformar las de comercialización. “No podemos perder la oportunidad que nos ofrece un producto de clara orientación internacional produciendo bien y no comercializando adecuadamente”, ha dicho.
Para ello, ha abogado por “evitar localismos y trabajar sobre la Trufa de Aragón”. Por eso el departamento de Desarrollo Rural está apoyando la creación de la Mesa de la Trufa en la Lonja del Ebro. “Se trata de crear estructuras comerciales propias de los tiempos en que vivimos”, ha concluido.