Francisco Javier Aguirre.- Un espíritu dinámico, festivo y solidario caracteriza a este trío de músicos y showmen que se formó hace algunos meses para llevar por el mundo los ecos de la Ribera Alta del Ebro (los tres residen allí). El mundo comprende lo mismo las plazas de los pueblos que los escenarios de mucha alcurnia.
Los Tres Norteamericanos resucitan canciones antiguas con un espíritu vitalmente fresco, esa frescura de la dicción, el gesto y la postura que a la gente de más edad les hace reencontrarse con un pasado adolescente o juvenil, y a los nacidos en las postrimerías del siglo XX o en los inicios del XXI les recuerda que, en punto a música, hubo tiempos felices y distendidos que contrastaban con nubarrones político-sociales de triste memoria.
El caso es que, iniciando un periplo que seguramente tendrá continuidad pronto en ámbitos similares, el pasado lunes, día 20, acudieron al Centro Penitenciario de Daroca para alegrar durante un par de horas la vida de los internos y de todos aquellos funcionarios o trabajadores del Centro que pudieron compaginar su obligación con la fiesta que traían los músicos.
Los Tres Norteamericanos rememoraron una veintena de canciones, con mucho ritmo y larga fantasía, desde temas aéreos como ‘Volare’, de Domenico Modugno, hasta otros ácidos como ‘Panamá’, sin olvidar alientos veraniegos, tales como los de ‘Será maravilloso viajar hasta Mallorca’, ni efluvios sentimentales, por ejemplo el de Jeanette cantando ‘Por qué te vas’.
Lo fundamental han sido esas ventanas abiertas al mundo que los tres artistas han conseguido abrir para que respiren personas que han tenido mala suerte o han dado un mal paso en la vida. Y el título de ‘Picapedreros’ que han recibido por abrir un espacio de libertad mental en los muros de la prisión.
La actividad se inscribe dentro de las actividades de apoyo del programa de población reclusa que desarrolla Cruz Roja, cuya coordinadora, Pilar Martínez Pallarés, acudió al Centro acompañando a los músicos.
Francisco Javier Aguirre