ZBN./ El objetivo planteado desde el área de Urbanismo y Sostenibilidad es la mejora de una zona con cierto grado de abandono del Casco Histórico, con solares vallados y sin uso, etc. Se va a intervenir para garantizar su esponjamiento y la obtención de un nuevo espacio libre de uso y dominio público, destinado a una nueva plaza, así como construir una viviendas atractivas y un pequeño equipamiento municipal, preferentemente ligado a la vida cotidiana del barrio del Casco Histórico.
En palabras del consejero de Urbanismo y Sostenibilidad, Pablo Muñoz, “este proyecto se enmarca en la apuesta de este Gobierno por los barrios, por hacer pequeñas operaciones que solucionan problemas, que inciden en la rehabilitación de la vivienda y los espacios vacíos”.
“El caso del Casco Histórico es paradigmático, con una apuesta de renovación integral del entorno del Mercado Central, conservando su naturaleza actual, a la que se suma este proyecto de recuperación urbana de Echeandía-Boggiero”, ha añadido.
Muñoz ha insistido en que “es necesario tomar las riendas de la planificación urbanística desde lo público, porque hasta ahora, el mercado de la vivienda ha dejado que se vengan abajo casas vacías y ha dejado numerosos solares abandonado en el Casco Histórico”. “Queremos subsanar esas cicatrices de la mano de las vecinas y vecinos de los barrios de Zaragoza”, ha subrayado.
Con la recuperación urbana de Echeandía-Boggiero se pone en marcha así una premisa que debería ser general, y más en los barrios consolidados, en mayor o menor grado de declive, de que toda actuación de reforma ha de contener un germen de mejora de un entorno más amplio, tendente a subsanar las carencias actuales.
Propuesta
Actualmente, la zona está hasta tal punto degradada que en su interior no queda en pie ningún edificio. La propiedad del suelo está muy fragmentada, lo que dificulta mucho una iniciativa de sus titulares y obliga a actuar, de hecho, al Ayuntamiento, que junto con la sociedad municipal Zaragoza Vivienda posee el 33’22% del ámbito; si se añade el 10% del aprovechamiento que la ley de urbanismo obliga a ceder gratuitamente al Municipio, éste resultará dueño de un 39’88% de la superficie edificable.
A pesar de una superficie de sólo 1.645’48 m2, la recuperación de esta área es impor¬tante para la ciudad por diversos motivos. Por lo que se refiere a su interés histórico, el plano detallado y fiable más antiguo Zaragoza demuestra que desde 1712 no ha variado el trazado de la calle de Echeandía y el callejón del Saco, incluido también en el área.
Muy probablemente, la forma de ambas calles y su confluencia hacia Boggiero se debe a haberse situado ahí una puerta de entrada a la morería cerrada, barrio segregado limitado por tapias desde algún momento del siglo XIII a 1525.
Se ha especulado también con la posible ubicación en este lugar de alguna construcción romana, tal vez un estadio, cuyo graderío curvo explicaría la traza radiocéntrica del parcelario; aunque, por diversas razones, esta hipótesis parece poco probable, durante la ejecución del planeamiento podrá desmentirse o verificarse, actuándose en este caso en consecuencia.
En relación con la estructura actual del barrio, la intervención permitirá sanear un lugar muy deteriorado y acompañar las nuevas viviendas con un foco de actividad intermedio entre Conde Aranda y César Augusto, la calle de San Pablo y la plaza de las Armas.
El plan general de 2001 alineó las nuevas viviendas a la calle, dejándola en este tramo con una anchura comprendida entre los 2’5 y los 4’5 m, y previendo la formación de un patio interior de manzana de propiedad privada y uso público, accesible por un paso en la planta baja del nuevo edificio.
La nueva ordenación desconfía de este tipo de espacios, rodeados por traseras de edificios que les restan atractivo, y sujetos a un régimen de titularidad que provoca fácilmente conflictos con los vecinos. Por eso, ahora se adosa la edificación a los linderos con las parcelas inmediatas y se deja ante ella, y no en su parte trasera, una verdadera plaza pública de propiedad municipal.
Con unos 410 m2, será, sin duda pequeña, pero no menor que otras tradicionales que cumplen una función parecida (San Nicolás, Corona, San Martín, Ecce Homo, Añón…)
La plaza será un lugar atractivo, parecido muchas plazuelas formadas en el encuentro de calles oblicuas en ciudades de origen medieval, y con un régimen jurídico idéntico al resto de espacios públicos de la ciudad. Se abrirá completamente al viario donde se integra, e incluirá el suelo ocupado por las viejas calles, cuyas trazas se harán visibles mediante el diseño del pavimento, la disposición de la vegetación y el mobiliario urbano.
Las fachadas de las viviendas nuevas y de las existentes al otro lado de la calle, exteriores al área, se abrirán a un espacio amplio, con una notable ganancia de habitabilidad. Y, por añadidura, con las mismas alturas que preveía el plan de 2001 (B+4), e incluso reduciéndolas en algún tramo a B+3 y B+2, podrá desarrollarse mayor superficie edificada.
El proyecto mantiene la superficie edificable que en 2001 se destinó a usos residenciales y complementarios (3.343,78 m2t), que permitirá construir de 30 a 34 viviendas y algunos locales comerciales. La posibilidad de que la edificación gane en superficie construida sin crecer en altura y aumentando, en cambio, las distancias entre las fachadas, se aprovecha para disponer en la planta baja un local destinado a equipamiento público de unos 400 m2, donde podrá ubicarse alguna dotación local ligada a la vida cotidiana del barrio, a la manera de un centro de día, una guardería o un centro de juventud, que se beneficiará también de la plaza y contribuirá a hacer de ella un lugar frecuentado.
Así, la intervención no sólo supondrá el esponjamiento de un área muy densa, haciéndola más atractiva para la vivienda, sino que mejorará las dotaciones de esta parte del barrio.
El plan que ahora se tramita detalla las características que han de tener la urbanización y la edificación de su ámbito con suficiente detalle para garantizar la integración en su entorno, gracias al uso de materiales y composiciones acordes con sus características tradicionales.
En la plaza, se prevé una fuente que señale su límite con el trazado histórico de la calle de Echeandía y contribuya a crear, con el ruido del agua, una sensación de intimidad; el trazado del viejo callejón del Saco se subrayará con un cambio de pavimento y una fila de árboles de bajo porte.