Evelyn Morales.– Recursos Educativos Especializados. Puede parecer fácil aceptar que todos tenemos una sombra que nos sigue cuando estamos iluminados, pero no lo es. Descubrir nuestra sombra no es tan fácil como parece, ni tan liviano… aunque es una forma de comenzar a ser más consciente y más feliz con nosotros mismos y todos los que nos rodean.
La sombra, como ya decía Carl Jung, es nuestro lado oscuro, ese lado que reprimimos y que difícilmente llegamos a aceptar.
Nuestra sombra se desarrolla, a pesar de que no la veamos sigue creciendo con cada uno de los rasgos de personalidad que rechazamos o rechazan las personas significativas que nos rodean.
Es sencillo, si creemos que siendo de una determinada manera no vamos a ser queridos terminando ocultándola, hasta el punto de no ser conscientes de que está guardada y forma parte de nosotros… que algo esté oscuro y no se vea no quiere decir que no exista.
Podemos pensar que esconder algo que creemos que es negativo es sano, pero para entender el alcance e importancia que puede tener nuestra parte oscura, deberíamos responder a otra pregunta: ¿qué ocurre si aquello que escondo por miedo a que no me quieran puede llegar a ser una virtud, un talento o una actitud no desarrollada?
Todos, y cada uno de nosotros, tenemos infinidad de rasgos polarizados, rasgos que abarcan del blanco al negro, de la cara a la cruz, de la luz a la sombra… Ambos polos forman parte de nosotros, aunque uno de ellos no consigamos verlo.
Como psicóloga, considero imprescindible encontrar nuestra sombra, aceptarla y trabajar en ella, ya que no sólo nos va a ayudar a aceptarnos a nosotros mismos, sino también a entender que en el fondo TODOS SOMOS TODO, que en el fondo todos tenemos los mismos miedos, todos tememos que no nos quieran y sacamos sólo aquello que consideramos nos va a ayudar a sobrevivir en la sociedad en la que vivimos.
A modo de ejemplo, imaginemos que una persona siente que sacando su parte, emotiva, creativa y soñadora está mostrando su debilidad o está haciendo que no la tengan en cuenta de una forma seria; su sombra está tan oculta que no puede verla, pero en ella hay un millón de posibilidades de brillar, de tener luz propia, de que la tengan en cuenta, quizás no de la forma que ella había pensado, pero sí de otra que puede hacer que se sienta realizada y feliz.
También podría pasar que tengamos en nuestra sombra un rasgo que consideramos muy negativo, como podría ser la agresividad. Todos la tenemos y utilizamos de diferentes maneras y en diferentes momentos en nuestras vidas. No aceptarlo conlleva tener una imagen de nosotros mismos incompleta, incluso conlleva juzgar a otros que sí la aceptan.
Entender y aceptar las sombras de otros, no significa que tengamos que excusar cualquier tipo de comportamiento, sino aceptar que ese mismo comportamiento (quizás con otra intensidad y en otros contextos) también forma parte de nosotros mismos. Esto es un proceso de HUMILDAD, un proceso en el que reconocemos como propios rasgos que antes sólo veíamos en los demás, y que nos hace más tolerantes y menos enjuiciadores.
“Amarse a uno mismo implica aceptar todas nuestras partes, por ello es importante para ser feliz, aceptar nuestra sombra”