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Una recomendación de lectura para el fin de verano

duende (1)
Una recomendación de lectura para el fin de verano, por Josian Pastor.

Josian Pastor.-  Después de la fría e ingrata cercera invernal, seguimos ávidos de lecturas reconfortantes bajo el sol inmisericorde de Zaragoza. En esta bendita ciudad sólo hay dos estaciones: el sofocante verano y el crudo invierno. No existe el término medio. Y ahora que disfrutamos de la sombra como nuestra mejor aliada, de la siesta como escondite y del ventilador como triste compañero de fatigas, me gustaría recomendar un libro fresco y delicado para pasar esas interminables tardes de hastío vacacional.

Una novela de intriga y excelentes diálogos basada en hechos reales. Un extraño caso sin resolver acaecido en la Zaragoza republicana del siglo pasado. Una Zaragoza propensa a los milagros, al qué dirán y a una fe casi lapidaria. Su título: «El duende de Zaragoza». Escrito por José de Uña Zugasti, prolífico autor de narraciones exquisitas y tintes aventureros. La historia que se nos cuenta es increíble, pero cierta. Ocupó las páginas de los periódicos locales y hasta se hizo eco en el «The Times» londinense. Tal fue su importancia y seguimiento popular. Los más viejos todavía recuerdan aquella sensacional noticia que tan grandes quebraderos de cabeza llevó a la ciudad. Aquellos que lograron sobrevivir a esa indescriptible época posterior llamada Guerra Civil Española.

Una vez conocido el caso del Duende, sus entresijos siguen dejándonos boquiabiertos. Un expediente que llegó a ser investigado por diversas autoridades judiciales y científicas de renombre mundial y del que nadie supo aportar una explicación razonable, lógica ni científica.

Que la voz de un extraño ser encantado salga del hornillo de una antigua cocina económica ya es raro, pero que a su vez se comunique de tú a tú con cualquier persona que le pregunte, eso ya roza lo misterioso. Nuestro Duende tuvo la osadía de charlar con los policías que custodiaban la cocinilla, una vez descubierto y hecho público el suceso. Miraban incrédulos la leña quemada de su interior, intentando averiguar de dónde demonios salía esa misteriosa voz. Y sin embargo ocurrió.

EL DUENDE DE ZARAGOZA. Mira Editores.
EL DUENDE DE ZARAGOZA. Mira Editores.

El misteriosos Duende desvelaba pequeñas cuestiones del futuro y, a ojos del vulgo, ya empezaba a ser una cuestión milagrosa. Pero llegar a enamorarse de la sirvienta de la casa donde apareció… eso, también según el vulgo, era cosa del maligno. Y el pueblo de Zaragoza seguía apelotonándose día tras día alrededor del número dos de la calle Gascón de Gotor para saber de primera mano las incidencias diarias de la historia de amor entre el famoso Duende y la doncella de pueblo a la que cortejaba en la cocina con toda naturalidad (dejando horrorizada a su ama y señora, sofocada y llevada casi al desmayo por ser su casa la única de toda Zaragoza donde, al parecer, ocurrían fenómenos paranormales).

Los personajes de la novela poseen una fuerza tragicómica, que siempre llevan al deleite, a la identificación instantánea. Las descripciones que hace el autor sobre la vida cotidiana de los habitantes de Zaragoza el siglo pasado nos ayudan a deshilvanar el relato desde una forma de ser no tan diferente a cómo podríamos ser hoy en día, aunque la moral y el decoro tomaban siempre un primer plano a la hora de relacionarse en público. Pascuala, antes de conocer al duende, también salía en busca de novio por las verbenas de la ciudad:

         El postinero galán no dejaba de clavarla con las tachuelas de sus ojos vivaces. Pascuala no lo miraba. Tiesa como un mocho de escoba, sólo reaccionaba cuando el joven pretendía pegársela al pecho o entrecruzar las piernas en un giro, a la espera de la más mínima complacencia que pudiera suponer la primera concesión. Él le hablaba en voz baja, acercándole la boca a la oreja o deslizándole, al descuido, la mano hasta las nalgas. “Estate quieto, o te dejo plantado”, era todo cuanto advertía ella, sin entrar en más conversación, con una indiferencia, ni desdeñosa, ni retadora, sólo a la expectativa.

Pascuala Alcober, la criada a la que constantemente se dirigía la voz del duende llegaron a tomarla por loca, con poca sustancia intelectual. No así a las autoridades, que también escucharon (al igual que Pascuala) el fenómeno totalmente asombrados e impávidos. Y por más que intentaron desmontar lo que parecía un fraude finalmente tuvieron que aceptar, absortos la existencia de un algo inexplicable. Quizás hoy esta historia hubiera sido un buen reclamo publicitario para la ciudad de Zaragoza. Todos sabemos que se alquilan habitaciones encantadas en diversos castillos de todo el mundo con ese plus «aterrador» por el que están dispuestos a pagar los nuevos (y valientes) inquilinos.

Recomiendo este magnífico libro sobre lo acaecido en Zaragoza durante la Segunda República. Su historia, tomada con socarronería aragonesa, nos cuenta la vida y los hechos de Pascuala Alcober, nuestra dulce, impávida y defenestrada protagonista. Un relato verídico, con recortes originales de la prensa de la época. Un dietario personal a lo Iker Jiménez que bien podría encajar en su programa de Cuarto Milenio, dedicado a lo desconocido y al más allá. Del final del libro, hablaremos en otra ocasión, puesto que sigue dejándonos tan perplejos como a los habitantes de la Zaragoza del siglo pasado. Lean, disfruten, y mueran de amor…

EL DUENDE DE ZARAGOZA. Mira Editores.

Por Josian Pastor (Escritor).

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