Fernando Gracia./ Newton Knight fue un granjero del estado de Mississippi a mediados del siglo XIX, que se vio envuelto en la guerra de Secesión, de la cual desertó. Acabó liderando un grupo de esclavos y de otros desertores, con los que llegó a controlar un condado al que llamó “El estado libre de Jones”.
Este personaje, al parecer muy controvertido para los estudiosos del gran país norteamericano, ya había sido tratado, aunque de forma tangencial, allá por los años cuarenta en un filme apenas recordado titulado “Raíces de pasión”, dirigido por el prolífico George Marshall.
En esta nueva película, “Los hombres libres de Jones”, su director Gary Ross aborda la historia con interés didáctico dispuesto a explicar que los hechos ocurridos en la década de los sesenta de aquel siglo no culminaron con una total integración ni mucho menos, sino que alargaron los problemas hasta muy entrado el siglo XX. Y se puede añadir si no es hasta este mismo momento.
Estamos ante un filme ambicioso, que se mueve entre el cine de acción y el melodrama histórico, contado un tanto a saltos, siempre entretenido y por momentos incluso brillante. Estimo que no es un filme redondo ni mucho menos, pero sí es un filme hermoso y muy recomendable, que acaba por ser un buen ejemplo de “instruir deleitando”.
Es discutible la forma de avanzar en el desarrollo de la trama, a veces muy simple, pero se hace perdonar por otras virtudes que el filme atesora, como son su espléndida ambientación, su luz, lo adecuado de su figuración –sí que parecen personas de aquel tiempo-, la excelente interpretación de los actores principales y la canción con la que se cierra la película. Recuerden este título: “I’mcrying”, porque doy por seguro que estará nominada a los óscars.
Y ya que mencionamos estos premios de la Academia, creo que la película gozará de otras nominaciones, en primer lugar porque este tipo de filmes suelen gustar bastante a sus miembros. Como en líneas generales le ha gustado a quien suscribe. No es una obra maestra ni lo pretende, pero me ha sabido a cine “de toda la vida” y eso se agradece.
Matthew MacConawghey está excelente una vez más. Parece mentira que quien parecía destinado a tener una carrera centrada en comedias de medio pelo y salir con famosas –nuestra Pe fue una de ellas, ¿recuerdan?- haya evolucionado con la llegada de las arrugas hasta poder dar a la posteridad papeles como los que hacía en “Mud”, “Dallas buyers club” o “True detective”, esa serie ya de culto donde está enorme.
En la película que nos ocupa encarna a Knight, con quien guarda incluso un aceptable parecido –aparece al final la foto del auténtico y si quieren la pueden encontrar sin problemas en Don Google, que lo sabe todo-. Su actuación resulta de lo más convincente, y si le oyen en v.o., como gracias a Dios y a la empresa zaragozana se puede hacer, aún lo disfrutarán mejor.
Me he permitido titular estas líneas recordando el famoso título de Griffith, pensando que algunas cosas de las que se ven también aparecían en la mítica película. Porque en el fondo todo eso no son sino algunas de las páginas de la construcción de ese gran –y joven- país.
Lo dicho: a mi parecer un filme notable, imperfecto pero recomendable. Y desde luego muy entretenido.
FERNANDO GRACIA