
Fernando Gracia./ Desde que pasé a mejor vida –la de jubilado, naturalmente- acostumbro a darme una vuelta por la hermosa ciudad donostiarra para ver unas cuantas películas de su Festival y de paso empaparme del ambiente cinematográfico que destila.
Un capricho, según se mire, pero del que nunca vengo defraudado, y que esta edición se ha limitado a cuatro intensas jornadas. Aunque el adjetivo empleado seguramente no sería compartido por algunos jóvenes amigos del mundillo del cine, que acostumbran a ver cinco películas diarias. Lo que multiplicado a veces por siete, ocho o nueve días dan unas cuantas.
Desde luego más que las tres diarias que me echo al cuerpo, número que hace tiempo he descubierto que es el que aguantan mis cansados ojos. Y aun así confieso que algunas de las visionadas estos últimos años ni siquiera recuerdo de qué iban, seguramente porque además de interesarme poco luego no se supo nada de ellas, al no llegar a nuestras pantallas.
Cuando redacto estas líneas ignoro el palmarés. Tampoco he visto todas, evidentemente, por lo que hacer quinielas resulta totalmente extemporáneo. Como mucho puedo opinar, y lo voy a hacer, sobre las que he visto. Sin ánimo alguno salvo el de compartir con mis posibles lectores mi modesta experiencia de espectador.
De la sección oficial, la que supone la Concha de Oro al ganador, he visto cinco. Y de ellas solo le doy opciones a “Lady Macbeth”, una más que interesante revisitación del personaje chespiriano, que ahora se nos muestra a mediados del siglo XIX en el ambiente opresivo de una mansión rica de la campiña británica. A destacar la soberbia actuación de la joven Florence Pugh, que suena para una posible Concha de Plata a la mejor actriz.
La nueva de Jonás Trueba, “La reconquista”, una suerte de película rohmeriana, me ha parecido tremendamente desigual. Pienso que al muchacho se le ha ido la mano no midiendo el metraje, que resulta desmesuradamente alargado sin necesidad. Tras una primera hora francamente interesante se pierde en los tres cuartos de hora restante, como si quisiera alcanzar una duración estándar al haber encontrado por primera vez financiación y haber accedido ya a la industria. Una lástima, porque el hijo de Fernando tiene ideas y cabe apostar por él, pero…
En la sección oficial se ha presentado el bueno de Nacho Vigalondo con una simpática película, “Colossal”, que mezcla con gracia y descaro el cine de monstruos estilo Gozzilla y la comedia romántica.
Este realizador, bien conocido por estas tierras, tiene muchas ideas y no se corta a la hora de llevarlas adelante. Se ha dado el gusto de rodar en inglés y con una estrella –AnneHathaway– y no le ha salido mal. No soy espectador habitual de este tipo de cine, pero reconozco que tiene su gracia.
He salido encantado con lo último de Oliver Stone, “Snowden”, sobre el famoso asunto bautizado como Wikileaks. Se ha presentado fuera de concurso, con lo que le quitan un problema a los miembros del jurado. Cuando se estrene volveremos sobre el particular. Solo les adelanto que me ha parecido cine de primera división, magníficamente realizado y tremendamente entretenido. Llamada a ser polémica, evidentemente, pero a mi gusto espléndida. Si en su momento “Todos los hombres del presidente” incluso ganó el Óscar, por qué no podía hacerlo esta, que no creo sea peor, precisamente.
Me detendré para final en dos títulos de la sección Horizontes latinos, que acostumbro a visitar y donde en estos años me he encontrado con joyas escondidas –y bodrios tremendos, hay que decirlo- y que siempre tiene la ventaja del idioma, aunque esto último dicho con reparos, ya que en ocasiones las tienen que subtitular en español, porque el original, que supuestamente también es en nuestro idioma, resulta totalmente incomprensible para nosotros.
Me han gustado “Hotel Cambridge” y “El amparo”, ambas procedentes de esa excelente idea llamada “Cine en construcción”, por la cual se ayuda a terminar películas que han gustado pero que no tienen fondos para montaje o posproducción.
La primera es brasileña, una especie de docudrama sobre los desahucios, y la segunda está basada en un hecho real ocurrido en Venezuela hace 28 años, en el que el ejército abatió a catorce pescadores diciendo luego que eran guerrilleros. La ovación del público fue unánime y el coloquio excelente.
Del resto que he visto mejor no decir nada. Entre regular y realmente malo. Solo una curiosidad: que tal parecía que el tema de la juventud desconcertada y/o descarriada, con problemas familiares, ha primado a la hora de la selección. Y les aseguro que en algunos casos presentando películas con escenas muy impactantes, como ocurre en “Jesús”, nada desdeñable filme del que se marcharon muchos espectadores en su primera parte. Se perdieron la segunda en la que toda esa violencia tomaba razón de ser para acabar cerrando un filme más que estimable.
Han sido cuatro días intensos, con cine y buena comida y por si fuera poco un tiempo magnífico. O sea, que un año más ha merecido la pena acercarse a un Festival que, por qué no decirlo, desde nuestra ciudad nos da algo de sana envidia a los aficionados
FERNANDO GRACIA