Leticia Calvete.- El próximo viernes arrancará desde el Palacio de la Aljafería el proyecto “Aragón: Utopía Mudéjar” con un concierto de música y poesía a cargo del colectivo Biella Nuei, promotor de esta iniciativa en la capital aragonesa. La propuesta pretende reivindicar la herencia cultural arraigada en Aragón: una tierra mestiza, fuente natural de intercambio cultural y cauce de convivencia.
Los miembros de Biella Nuei, Inma Carné y Luis Miguel Bajén, presentaron ayer en el Patio de Los Naranjos de la Aljafería este proyecto divulgativo dirigido a las generaciones más jóvenes para educar en el conocimiento de las tres culturas y en la construcción de una sociedad en la que quepamos todas y todos.
Al Andalus y el mudéjar son representantes de un tesoro que ha estado escondido debido a los intereses que había en que se olvidara. El papel de Aragón, tal y como explicó Luis Miguel, es acoger este pasado y aprovecharlo para plantear un movimiento de recuperación cultural encaminado a la consecución de un futuro más prometedor y convivencial.
El proyecto de “Utopía mudéjar” se dirige a los más jóvenes a través de conciertos didácticos celebrados en distintos centros cívicos en los que se planteará la recuperación del tesoro mudéjar. Para ello se cuenta con el apoyo de la Casa de las Culturas, una casa abierta a todos en la que los inmigrantes que han llegado a Zaragoza han encontrado un lugar donde aprender y dar a conocer su cultura, y el Ayuntamiento de Zaragoza.
Evidencia científica ligada al carácter híbrido y ecléctico de esta etapa histórica son los tambores andalusíes del siglo XI encontrados en el barrio de San Pablo de Zaragoza. Estos instrumentos ilustran a la perfección la convivencia musical y cultural que plantea este espectáculo. Este tesoro pude tener una proyección en la poesía y música de esa época. El objetivo es convertir a Zaragoza en una capital de referencia cultural en España.
La propuesta de Biella Nuei se prorrogará hasta diciembre y a lo largo de estos tres meses se tratará de llegar hasta la población más joven de la capital para que participen en las actividades que se realizarán en los centros cívicos de Zaragoza y en la casas de culturas y que vean un claro ejemplo de propuesta de convivencia y comunicación.
No solo se trata de conocer la música y la literatura mudéjar que predominaron cuando el nombre de la ciudad era Saraqusta sino de mostrarles lo importante que es la integración y el trabajo en equipo para huir del odio que reina hoy en día y construir un espacio sobre los cimientos del respeto y la tolerancia en el que cada uno tenga un lugar.