Ángela Medrano. Comparto con Luis García Jambrina mis raíces paternas zamoranas y el gusto por la historia desde el convencimiento de que ha de servirnos para fijarnos y aprender.
Presentó la semana pasada en Zaragoza su nueva novela “La Corte de los Engaños”.
Indefectiblemente la historia se repite cambiando los tiempos, los personajes o las circunstancias, pero es algo vivido, creado y firmado por los hombres, se materializa a través de las emociones, los sentimientos y las pasiones humanas que siguen siendo las mismas independientemente del siglo o el lugar en el que ocurra.
Un personaje importante, controvertido, visceral nuestro Rey Fernando el Católico y una anécdota, la de su truncado magnicidio… una anécdota quizás no muy conocida pero sí muy real que sirve de punto de arranque para una novela altamente documentada que describe, a través de los personajes y de sus comportamientos, las intrigas palaciegas y cruces de intereses que leídos, entendidos y traducidos nos descubren que nuestro presente no está tan lejos de aquellos tiempos renacentistas.
Luis me dice que es su “novela más histórica”, que el momento ya lo describieron los cronistas de la época y por y a través de ellos y de la proyección en esta novela, sabemos que el Rey salvó la vida gracias a que la trayectoria del puñal fue desviada por el Toisón de Oro que portaba Fernando a la salida de la misa. “Salvado por una orden caballeresca con mucho simbolismo” lo cual no deja indiferente y embellece sin duda la historia medieval dándole otro enfoque mucho más intimista, próximo al detalle y a la faceta más humana y básica del personaje que era a todas luces mucho más impulsivo, salvaje y sinuoso que su astuta y estratega esposa Isabel de Castilla.
Luis, eliges tres mujeres para novelar, son representativas de tres mundos bien diferentes, tres mundos que tienen sus propios motivos de venganza…
“Sí, son tres mujeres extraordinarias para su época pues tendrán que pasar muchos años y vicisitudes para que las mujeres tengan el peso específico e influencia que llegaron a tener en aquella época histórica”. Beatriz Galindo, culta cortesana; Catalina de Dalt, una noble ambiciosa y sin escrúpulos y Sara Dertosa, una joven judía con un destino incierto, son el hilo conductor y narrador a la par que protagonistas narradoras para una entrelazada trama en la que todos parecen tener motivos para ser los artífices filosóficos del asesinato del rey.
No falta en la novela un guiño al genial Maquiavelo y a su célebre ‘Tratado El Príncipe’. Otro gusto que comparto con Luis… Quizás el diplomático florentino se inspirase en Fernando cuando reclamaba la misión y visión de un Príncipe que unificase… o quizás esa figura encajase más con el ambicioso perfil de Isabel la Católica que fue un personaje por eso más complejo y visionario porque fue capaz de vislumbrar todas las razones y motivos objetivos que facilitarían la unión de naciones sentando las bases del Estado Moderno y de un gran imperio político.
Razones para leer la novela hay y muchas pero, como dice el autor, la mejor y principal es que propicia el entretenimiento, la novela logra atrapar y facilitar la inmersión del lector en un tapiz de relatos con intriga y misterio que puede poner a prueba la intuición y el alma estratega de cada lector.
Un dibujo de un panorama que se puede extrapolar al presente y por eso no puedo evitar preguntarte Luis, ¿qué paralelismos podríamos establecer con la situación actual y presente? Y me contesta con claridad meridiana y muy rotundo que nos hemos abandonado a la mediocridad, que hemos renunciado a la excelencia, los personajes de antaño gozan de una grandeza hoy desconocida, sufren todo tipo de situaciones y avatares pero saben luchar por lo que quieren y creen. Y digo yo…habrá que echar mano de la historia para, lejos del negativo y nostálgico pensamiento de que cualquier tiempo pasado fue mejor, podamos aferrarnos a la idea de que si ellos pudieron entonces porque ahora nosotros no!?