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Soñar en Los Ángeles

Escena de la película.
Escena de la película.

Fernando Gracia. Se puede hablar de expectación, la que creí advertir en la sala antes del comienzo de la película. El puñado de Globos de Oro, premios a los que hace no mucho apenas prestaba nadie atención en nuestro país, parece haber causado impacto.

Pero entrar así a las salas puede a veces ser perjudicial, porque luego vienen los “no es para tanto” y similares, por lo que ser ecuánime en el juicio acaba por no ser nada fácil.

“LA LA land” ha sido rebautizada en nuestro país como “La ciudad de las estrellas”, por si alguno no se percataba de que se habla de Los Ángeles o pensaba que era un filme inspirado en la canción con la que España ganó Eurovisión. Y es un musical. Un musical que intenta ser y en muchos momentos lo consigue, “como los de antes”.

Y por ese lado puede ser que le esté viniendo el reconocimiento internacional. El público tal parece que añora este tipo de películas y cuando aparece una, se vuelca. ¿Es un buen musical lo que se nos presenta? Pienso que en líneas generales, sí. ¿Un gran musical, una gran película? Opino que no. Lo que en sí tampoco es malo. Simplemente que la cosa no es para tanto.

Tras un brillante comienzo con claro aroma a “Fama”, del tantas veces denostado Alan Parker, asistimos a una historia bastante manida –lo que tampoco es tan grave, ya que el género abunda en ellas- amenizada con números musicales simplemente aceptables, salvo algún momento brillante.

Aromas de Minnelli por aquí, “Los paraguas de Cherburgo” por allá y un brillante final. En medio un filme correcto al cual creo le falta valor para lanzarse a fondo, centrado en exceso en la trama melodramática, con muchos minutos sin números musicales, lo que la hace a mi gusto algo irregular como filme de género, si es que lo pretende ser.

Me ha gustado ese primer fotograma con la palabra “Cinemascope” desplegándose ante nuestros ojos, cual una producción de los 50 o 60. Me han gustado un par de canciones y una coreografía que recuerda algunas del gran Fred Astaire. Vale que Ryan Gossling no baila como aquel, lo que no quiere decir, ni mucho menos, que lo haga mal. Y para compensar es mejor actor.

El director, Damien Chazelle, triunfó con “Whiplash”, su anterior filme. Y quizá como homenaje ofrece en esta nueva película un papelito a su brillante actor J.K. Simmons, ganador en aquella ocasión del premio de la Academia como actor de reparto. En este homenaje a Los Ángeles muestra buen oficio filmando y en el fondo es de agradecer su decisión de adentrarse en un género que muchos daban por muerto.

No pienso que sea ni por asomo un musical para marcar época, pero a lo mejor me equivoco. Ojalá sirviera si funciona bien en taquilla –que lo va a hacer en el mundo- para resucitar el género. Lo que ya dudo es que lo reinvente una vez más. Será que el cine espectáculo ya ha contado casi todo y lo más que se puede pedir es que de vez en cuando se “homenajee” a los grandes. Que en este caso serían Donen, Minnelli, Logan e incluso Demy.

Consejo final: vayan a verla olvidándose de los premios. Déjense llevar y pasarán un buen rato. Si luego le dan Óscars, mejor para los productores. Pero eso no hace a una película ni mejor ni peor.

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