Ángela Medrano. Ramón Pernas me ha sorprendido con una joyita titulada El libro de Jonás. Este gallego, periodista de oficio y vocación, nos brinda la posibilidad de sumergirnos en una historia entrañable y en un texto homenaje a Proust del cual es posible aprovecharlo todo. Incluso no siendo su objetivo, permite creer que la Literatura, con mayúscula, esa que existe más allá de los best sellers, cultiva y entretiene mucho más y reivindica justamente el lugar que siempre debe ocupar reconciliando al lector con el sentido crítico e intelectual sin que ello suponga un ápice de engolamiento…todo sencillo, simple pero tremendamente inteligente en todos los sentidos.
Una historia, original y muy particular, un verdadero canto a la vida, con unos personajes en el comienzo de la senectud que resuelven renacer con eclosión adolescente, desde el júbilo alejado de la melancolía y con el apoteósico triunfo de la normalidad de las relaciones afectivas y sexuales, las pasiones y el deseo en el momento de la madurez física y emocional de los personajes. Un viaje emocional, de aspectos todos ellos a veces escasamente difundidos. Según las propias palabras de Pernas: “El deseo y la pasión no envejecen…envejece la piel” .
Se trata pues, en clara alusión “proustiana” de recuperar el “tiempo perdido” para encontrarse, para gozar y final y felizmente desinhibirse.
Un libro con un gran poder sanador, agitador de espíritus, limpiador de almas…, Ramón me cuenta que los libros son organismos vivos, quieren ser mimados…y me cuenta una historia personal e íntima como argumento definitivo. “Tenía una edición de la Divina Comedia, heredada, cuya lectura frecuentaba y dejé de hacerlo y un día al volver abrir el libro, descubrí que las palabras se habían borrado…así que volví a leerla la obra esta vez en las páginas de nuevo libro de bosillo y con ello recuperé las palabras en la antigua edición…pura magia. Los libros son seres orgánicos, son nuestra memoria, el pasado y de ellos depende el futuro, en ellos está todo…y cuando el dolor te aflige, coges un libro y vas sanando. Los libros son medicina de palabras”
El lenguaje rico, las descripciones cinematográficas…gracias…porque realmente veo y huelo el mar durante los paseos de los personajes…y les puedo hablar a los árboles como alguno de ellos hace…”en mis libros procuro trabajar para que el lector pueda vivir lo que cuento”. Bromeo…y con ironía gallega le regalo los oídos y le digo que lo que no me parece que es, es precisamente un narrador escéptico.
Este existencialista vital me dice aquí y ahora y a través de la lectura de esta novela, de este Jonás que ha salido del interior de la ballena, que los tiempos perdidos son precisamente los recordados y que las historias se pueden vivir desde muy diferentes perspectivas, cabe mayor alegato del estilo de Proust?? Juzguen ustedes mismos.
Mucho de autobiografía en una vida en la que el circo puso color y música en la España del blanco y negro, trajo la primavera a enero y oh misterio, un pueblo despierta. Y el amor a la naturaleza, ese celta cordón umbilical con la vida que representan el bosque, el mar o los cielos y ese resaltar del alma y presencia femenina, no en vano Pernas me dice que su parte buena es la femenina “ la mujer es la que gobierna, la que mueve el mundo desde la cultura pequeña y doméstica y en esa cultura urbana ella es la única salvación, la mujer que desea, es libre y así se expresa”.
¿Por qué leer tu libro? Para perpetuar mi memoria literaria y porque procuro servir buen gusto… Buen gusto por los afectos básicos.
Y para Zaragoza Buenas Noticias que mensaje nos dejas; “lo bello es vivir. Zaragoza cambio su piel hace 15 años y ha vuelto a ser una ciudad moderna como lo fue en el siglo II y es el gozne que abre las puertas a Madrid y Barcelona. Las ciudades bisagras son muy importantes. Me gusta esta Zaragoza…se mira en el Ebro y se reconoce guapa!!