Ángel Medrano. Rafael Santandreu es uno de los psicólogos más prestigiosos de España. Tras una etapa como profesor en la Universidad Ramon Llull, se le presentó la oportunidad de estudiar y trabajar con el célebre psicólogo Giorgio Nardone en su Centro di Terapia Strategica de Arezzo, en Italia. En la actualidad, reparte su trabajo entre la psicoterapia con pacientes -su gran pasión-, la divulgación a través de libros y programas de televisión, y la formación de médicos y psicólogos. Sus libros anteriores, El arte de no amargarse la vida, y Las gafas de la felicidad se han convertido en referentes de la psicología en todo el mundo.
La promocion de su último libro » Ser feliz en Alaska» le trae hasta Zaragoza dónde es conocido y reconocido. Me confiesa además que esta ciudad le gusta mucho, le parece una ciudad cómoda y amable, se siente como en casa, le gustan sus calles y le gustamos sus gentes.
Tratándose de ti Rafael, empecemos por el final!! una reflexión en positivo para Zaragoza Buenas Noticias.
«Básicamente destacar que las personas debemos saber poner en valor dónde estamos, el lugar en el que estamos, la herencia y los tesoros que tiene y nos descubre nuestro lugar, todo lo que nos aporta, encontrar las cosas bellas que tiene. Allá y allí donde estemos es una maravilla».
Más de un millón de ejemplares vendidos de sus dos libros anteriores, libros catalogados dentro del género de autoayuda. Qué les diría a aquellos puristas que abominan del creciente empuje, del crecimiento espectacular de este género literario??
«Les diría que del total de libros de autoayuda son malos, letales, un 95% pero también hay un 1% que son joyas. Los míos están en ese uno por ciento que se salvan gracias al rigor científico que los hace realmente útiles y válidos».
Estoy ante un psicólogo, un escritor, un terapeuta, una persona que para muchos puede ser tachado de provocador, incluso de pervertido, asimismo lo reconoce él que entre otras perlas me regala una contundente declaración que va más allá de una declaración de intenciones. Me dice abiertamente que no cree en la fidelidad, cree en la promiscuidad porque lo contrario es una especie de ablación mental, una imposición moral, religiosa o educacional que dista mucho de ser lo natural.
Otra vez a vueltas con la felicidad que parece haberse convertido en el Santo Grial de nuestros tiempos. Tan perdidos estamos los seres humanos en nuestra existencia?
«Lo que hay es una gran epidemia de enfermedad emocional. Depresiones, ansiedad, vivimos una hecatombe de salud mental, ahora mismo el 80% de las enfermedades diagnosticadas por los médicos son mentales. Y todo ello porque no vivimos de una forma natural, nos creamos necesidades absurdas, el estado de ser natural de los seres humanos es la felicidad pero nos autosaboteamos cuando por ejemplo decidimos dedicarnos a algo para lo que no hemos nacido, algo para lo que no tenemos aptitudes innatas y eso acarrea mucho desgaste, sufrimiento y frustración».
Para Santandreu la felicidad es un camino y un destino, es esencia y es estado, es serenidad y equilibrio, no son los logros, en calidad o cantidad o lo que comúnmente entendemos por éxito.
Pero hay esperanza, hay solución, podemos aprender en cualquier momento a vivir centrados y sosegados. Qué hace falta para ello además de actitud y leer tu libro?
«Hace falta plantearse realmente un cambio profundo de valores. Un cambio definitivo en el sistema de valores a un nivel muy profundo. Trabajar la convicción de que no se necesita trabajar, pareja, que te traten bien o las vacaciones para ser y estar feliz».
Y me dice todo esto con una gran rotundidad y convicción por su parte. Sin ningún género de duda y no en vano cuando le pregunto en cuál de sus facetas se siente más feliz, psicólogo, formador, escritor, terapeuta, investigador…me dice que en realidad todo es lo mismo, el se considera un profesor de la psique y cómo los filósofos de la antigua Grecia, es capaz de enseñar a través de su ejemplo, de su estilo de vida. Osea que lo que escribe y prescribe no dista un ápice de lo que aplica y vive en su propia vida. Y con ese empirismo genial y casi fatal, nos condena a deshacernos de todos los apegos, que solo subsista el apego a la renuncia como herramienta clave para precisamente ser más libres, más serenos, más felices…más humanos…
Gracias Rafa, nos vemos en Alaska o en Guara dónde sé que gustas perderte para encontrarle mucho más sentido al arte de vivir.