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El rostro impenetrable

Fernando Gracia. Causó impacto en el reciente festival de San Sebastián, aunque finalmente se fuera de vacío en el palmarés, donde ni siquiera ganó el premio a mejor actriz, en el que Florence Pugh fue favorita hasta el último momento. Ese premio recayó en la protagonista de un título visto no hace mucho en nuestras pantallas, “Yo no soy madame Bovary”.

En mi caso, fue la primera película que vi en mi estancia, lo que me dejó el buen sabor de boca al pensar que “empezábamos bien”. El devenir de futuras proyecciones me mantuvo en la misma idea, aunque luego no fuera a coincidir con el jurado, como por otra parte suele ser habitual.

Lady Macbeth” no es en absoluto una nueva versión de la tragedia shakespiriana, como creo que a estas alturas conoce cualquier mediano aficionado. Pero el título no está puesto a humo de pajas y sirve para orientar sobradamente al espectador sobre el carácter del personaje central, a poco conocedor que se sea de la obra del bardo de Stratford.

De hecho, el guión está extraído de una obra escrita por Nikolai Leskov a mediados del siglo XIX, ambientada en Rusia y titulada “Lady Macbeth en Mtsensk”. En su adaptación al cine el director teatral William Oldroyd ha llevado la acción a la Inglaterra rural victoriana, filmando con colores fríos un ambiente opresivo en el que se desenvuelve una joven casada con un señor mucho más mayor, dueño de abundantes posesiones.

La historia, de cuyo desarrollo les aconsejo sepan lo menos posible para disfrutar mejor de la proyección, nos lleva a empatizar desde el primer momento con la joven víctima, aunque el propio título de la película nos puede servir como pista para intuir los giros de la trama… y hasta aquí puedo y quiero contar.

La clave de la puesta en escena está en el rostro de la joven actriz que lo interpreta. Leo que Florence Pugh solo había intervenido anteriormente en un filme, así como que se anuncia como una futura estrella del cine, no faltando quien la compara con Kate Winslet. Evidentemente todo esto está por ver, pero desde luego su actuación resulta impresionante en el filme que nos ocupa. Ante nuestros ojos vemos cómo su mirada va cambiando expresando con una aparente economía de medios la evolución de su personaje.

Adornada por una espléndida fotografía, muy bien medida en su duración, esta “Lady Macbeth” puede ser seguramente uno de los filmes más interesantes de esta temporada, habiendo sido recibido el debut de su director como uno de los más prometedores de los últimos tiempos.

En todo caso, una propuesta para degustadores de cine sin ruidos ni efectos especiales, solo con personajes de carne y hueso. Ya me entienden.

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