ZBN. El verano es una época para disfrutar de todas aquellas cosas para las que, durante el resto del año, no tenemos tiempo u oportunidad. Especial mención tienen en este sentido la playa o los deportes náuticos, de los que los turistas que visitan la Costa de la Luz en estas fechas son unos apasionados.
El Puerto Deportivo de El Terrón, que gestiona la Asociación Náutico Deportiva del mismo nombre, conjuga estos factores: la belleza de la arena blanca, actividades náutico-deportivas y otras de ocio que suponen una completa oferta para aprovechar bien los días de descanso estivales.
En este oasis situado en el término municipal de Lepe, se encuentra también un espacio para recuperar energías, charlar con los amigos, disfrutar de la gastronomía local o, sencillamente, relajarse contemplando el mar con una copa en la mano. Se trata del Barlovento, un restaurante que abrió sus puertas en 2013 en las instalaciones del Puerto Deportivo de El Terrón y que regenta Rafael Santana Oria.
Fue hace cuatro años cuando la directiva de la Asociación Náutico Deportiva le propuso a este lepero hacerse cargo del espacio destinado a la restauración en el interior del Club. Los socios ya conocían su forma de trabajar, pues eran clientes del restaurante Casa Machaquito, que Santana abrió en 2001 en el centro comercial de Islantilla.
Rafael conoce a la perfección el negocio, lleva desde pequeño detrás de la barra de un bar, ya que su padre también se dedicaba al sector hostelero y era considerado en Islantilla toda una institución. Junto a uno de sus hermanos, que es su socio, el onubense ha perpetuado la tradición familiar, y como buen empresario decidió arriesgar y poner en marcha el Barlovento cuando se lo ofrecieron.
El resultado ha sido muy positivo pues, como Santana reconoce, “estamos muy contentos porque el restaurante está funcionado, la gente lo ha acogido de buen agrado. Es un negocio muy del pueblo, que es una alegría para mí, el ver por aquí tanta gente de Lepe, ya que en el otro restaurante, el de Islantilla, al estar en una zona más turística, vienen más clientes de fuera”.
El Barlovento posee una carta sencilla, basada principalmente en los productos de la zona, como son los pescados y mariscos y también algún guiso. Los platos más demandados, los que su dueño califica como “buque insignia”, son el choco y el pulpo, ya sea a la plancha, fritos o al carbón. Manjares de la tierra que los comensales alaban especialmente por la calidad del producto y su excelente preparación, siempre en su punto.
El restaurante cuenta con unas instalaciones amplias y cómodas, con distintos ambientes en los que se puede desde desayunar y tapear hasta almorzar, cenar, tomar un café o unas copas. Desde las siete de la mañana, las puertas del Barlovento están abiertas para ofrecer un buen desayuno a los más madrugadores, extendiéndose el horario de apertura hasta bien entrada la noche.
Las instalaciones poseen una terraza con vistas a la incomparable ría del Piedras y el paraje natural donde se encuentra, siendo en esta zona donde se ubican unos sillones y sofás más desenfadados, ideales para relajarse contemplando el agua y los barcos mientras se disfruta de una bebida refrescante.
A estas bondades se suma la facilidad para acceder al restaurante, que cuenta con una zona contigua de aparcamientos, y sus precios competitivos. “Tratamos de que la relación calidad-precio-servicio estén en línea. Dependiendo de si comes en serio o picas algo, porque los clientes son muy diversos, el precio baja o sube, pero la media puede estar en torno a los 18-20 euros por persona”, señala Santana.
Precisamente en relación al servicio, el dueño del Barlovento destaca que suelen tener una plantilla fija que se incrementa notablemente los fines de semana de todo el año y, muy especialmente, en temporada alta: Semana Santa y los meses de julio y agosto, alcanzando los 13 trabajadores en este último caso. El equipo del restaurante es joven, con buenos modales y muy amable, cualidades que no pasan desapercibidas a los clientes, cuyos comentarios a este respecto son muy positivos.
El público que acude a las instalaciones de Rafael Santana en El Terrón es muy variado. Sobre todo son socios de la Asociación Náutico-Deportiva, así como no socios que han conocido el restaurante a través de los primeros y han comenzado a frecuentarlo con asiduidad. Cabe destacar que la clientela del Barlovento es muy fiel, fija en su mayoría, aunque durante las épocas festiva y estival se llena de turistas procedentes de los hoteles y el camping de la zona, bien por recomendación directa, bien porque han localizado el establecimiento en Internet y han leído sus positivas valoraciones.
“Nosotros intentamos que los clientes estén cómodos, que coman rápido, sin esperas, y bien. Eso se logra, principalmente, con mucho personal cuando hace falta. Además, innegablemente el negocio va ligado al club y por ello nuestro objetivo es seguir ganando clientela día a día, fidelizar a los 200 socios que pasan cada día por nuestra y también fidelizar a nuestro personal”, reconoce Santana.
Por último, el empresario destaca el aliciente más obvio para hacerles una visita: su ubicación. Rafael señala que las vistas desde Barlovento embaucan a cualquiera. ¡Y no es para menos! El enclave natural va mutando a lo largo del día, cambio promovido por las subidas y bajadas de las mareas, que hacen que la vegetación, la fauna y, en suma, el paisaje del lugar tenga un encanto diferente cada hora de cada día. En palabras de Santana: “estamos en un enclave muy bonito, con la ría y su historia, los pinares, los barcos que también embellecen el entorno… De día es maravilloso, pero de noche, sobre todo con la luna llena, es un espectáculo”. Un motivo de peso para pasarse por este pedacito de cielo gastronómico y natural de la Costa de la Luz.