Fernando Gracia. Cuando todavía se puede ver en nuestras pantallas “Dunkerque”, nos llega una nueva película ambientada en hechos acaecidos en los comienzos de la II Guerra Mundial. En esta ocasión son los noruegos los que recuerdan un momento crucial para su país, el de la llegada de los alemanes a sus tierras y la disyuntiva que se les presenta ante el poderío militar desplegado por estos.
“La decisión del rey” se refiere al dilema que se le presentó al monarca Haakon VII, figura muy reconocida en el país nórdico, abuelo a la sazón del actual, Harald V, quien aparece en la película siendo un niño. El hombre tuvo que decidir sobre la postura del país ante la invasión hitleriana, a pesar de que sus obligaciones constitucionales no iban más allá de las simplemente representativas.
El filme tiene un cierto tono documental y didáctico, amén de patriótico y favorable a la labor de la dinastía reinante. En su favor hay que decir que no carga las tintas y se preocupa sobre todo de informar a los espectadores, empleando un estilo sobrio y a la postre bastante efectivo.
Uno de sus aciertos es presentar al monarca desde un punto de vista muy humano, alejado de toda clase de pompa y boato, a lo que contribuye perfectamente la excelente interpretación de Jesper Christensen, visto en algunas películas recientes de la serie James Bond.
Si acaso se le podría achacar un exceso de duración que bien podría haberse solucionado con una mayor labor de síntesis. Aun así, el filme se ve con interés y cumple sobradamente con sus intenciones, sobre todo en los países donde no se conoce demasiado la historia de otros lugares que no sean los propios.
Correcta desde el punto de vista cinematográfico, no alejándose el director, Erik Poppe, de la ortodoxia narrativa, incluyendo las informaciones finales habituales en los filmes basados en personajes reales.
Una película, en suma, bastante interesante para espectadores interesados en la Historia y seguidores de los abundantes documentales que se pueden ver en algunas cadenas de televisión temáticas. En el fondo, casi un soplo de inteligencia en medio de una cartelera dominada por productos inanes, al parecer obligatorios en estos días de asueto masivo.