Fernando Gracia. Desde que en 2004 comenzara a rodar de forma balbuciente, como todo en esta vida, premiando en aquella ocasión al bueno de Alex Angulo, años después definitivamente vinculado a la ciudad del Queiles por un motivo trágico cuando debía de haber sido por uno gozoso, el festival tuvo su traca final con una gala conducida una vez más por Luis Larrodera.
Daba gusto ver el hermoso Teatro Bellas Artes abarrotado de público: aficionados, premiados, colaboradores y un gran número de invitados. Porque esta es una de las varias características de este festival de cine de comedia: la cantidad de personas vinculadas al cine que se acercan a la ciudad invitados por la organización. Suelen salir a entregar los premios y sobre todo sirven para dar lustre y glamur a esta cita, que goza de excelente predicamento entre la profesión.
Larrodera estuvo como siempre, o sea magnífico. Qué tablas las del paisano, qué oficio destila y cómo sabe meterse al público en el bolsillo sin perder nunca el control ni el ritmo del acto.
El triunfador en los premios de cortometraje de comedia fue sin duda alguna Jorge Naranjo. “Un billete a nunca jamás” recibió los premios mayores, repitiendo su autor el éxito de hace diez años, cuando “Cinco contra uno” se alzó con el premio. Lo recuerdo bien porque fui uno de los miembros del jurado. Permitan que me alegre por ser copartícipe de la intuición que entonces tuvimos.
El público eligió el largo “No manches, Frida”, de Nacho García Vililla, de enorme éxito popular en México e inédito en nuestro país. El triunfador aragonés no pudo acercarse a recoger el galardón –esas gafas que recuerdan a Don Paco- porque como futbolista de postín se encuentra lesionado en el peroné, creo recordar.
Pero los momentos fuertes de la gala llegaron con el reconocimiento de hasta cuatro actores, dos como talentos jóvenes y los otros como talentos de comedia. Así, pues, subieron al escenario Aura Garrido, tremendamente popular desde que es protagonista de “El ministerio del tiempo”; Miguel Ángel Muñoz, que lleva tanto tiempo siendo popular gracias a la tele que algunos creían era mayor, cuando anda mediada la treintena; Macarena García, la Blancanieves muda, que en breve estrenará el musical “La llamada” –apunta a exitazo-, y finalmente el gran Roberto Álamo.
Y no solo grande por su aspecto sino porque nada menos que un par de goyas y un max están en sus vitrinas. Sin duda uno de los mejores actores españoles del momento.
Entre llamadas telefónicas de Luis, que asumió riesgos con la empresa, emoción, alguna lágrima y frases siempre amables y agradecidas, se pasaron las dos horas del acto, con harta satisfacción del respetable y de los intervinientes.
Si así ha sido esta edición, habrá que ver hasta dónde llegarán los organizadores en su 15ª edición, un número tan bonito…