Fernando Gracia. Tras su irrupción en el cine con “Loreak” (Flores), que estuvo a punto de representar al cine español en los Oscar, se esperaba con cierta expectación el nuevo trabajo de la pareja de directores Jon Garaño y Aitor Arregui.
El estreno en el Festival de San Sebastián de “Handia” fue todo un acontecimiento en esta última edición. No faltaron quienes dijeron que era el mejor filme a competición. Finalmente se llevó el premio especial del jurado, una suerte de compensación de prestigio. También se llevó el del cine vasco, pero ese estaba cantado ya que apenas tenía seria competencia.
La película nos cuenta la historia de dos hermanos entre la década de los treinta y la de los sesenta del siglo XIX, nacidos en un caserío del que es arrendatario su padre –excelente Ramón Aguirre, como siempre-. La acción comienza en plena guerra carlista, con escenas y ambientación que en un principio nos recuerdan el interesante debut de Julio Medem, “Vacas”.
Tras el regreso de la guerra de uno de los hermanos, con un brazo inutilizado, se reencuentra con su hermano menor que en ese espacio de tiempo ha dado un estirón tal que se ha convertido en un gigante. La historia remite a un personaje auténtico, el llamado “gigante de Altzo”, cuya fama traspasó aquellos valles ya que llegó a viajar por Europa, siendo recibido según se cuenta por reyes, dada su fama.
De hecho la película muestra una excelente secuencia en la que la futura Isabel II, aún niña, se dirige al grandote, por cierto de forma bastante despótica.
Los directores llevan la historia con buen pulso, preocupados sobre todo por su belleza formal, que alcanza algunos momentos realmente soberbios. De hecho hay ocasiones en las que tal parece que estén más preocupados por ella que por la propia historia.
Estamos ante un producto ambicioso, que abarca detalles étnicos e históricos así como reflexiones sobre las historias que acaban en leyendas, y que ahonda con bastante acierto en la personalidad compleja de los dos protagonistas, muy bien encarnados por Joseba Usabiaga –actor de la cantera de la serie “Goenkale”, tan popular en el País Vasco- y Eneko Sagardoy como el gigante. Por cierto que está muy bien conseguida esa ficción de gigantismo, ya que evidentemente el actor no es ni mucho menos así.
No descartan los directores ciertos toques de realismo mágico, que tan bien parece sentar a aquellos paisajes umbríos. Si se para uno a pensar tampoco es tan original lo que se cuenta y cómo se cuenta, pero está todo resuelto con tan buen gusto y con tanto oficio cinematográfico que el balance final se me ha antojado más que notable. Y que me hace pensar que estamos ante una de las más completas películas nacionales de esta temporada.
El filme está hablado en euskera, aunque se nos sirve doblado al español. Esto hace que algunas secuencias en las que las dificultades para expresarse en otro idioma que el hablado en el caserío queden difuminadas.
Sin llegar a la exquisitez y a la originalidad de su magnífica “Loreak”, pienso que estamos ante un nuevo acierto de estos directores, que puede ser visto también como otro éxito del cine vasco. Un cine bien protegido y amparado por sus gobernantes y que ha hecho aparecer estos años a buen número de realizadores con interesantes obras. Otra cosa es que lleguen a nuestras pantallas…y que el público las vea. Nosotros mismos estábamos en familia. En fin…