Francisco Javier Aguirre. El trío formado por Helena Castillo, Alfonso Pablo y Sergio Plou ha completado una especie de trilogía cuyo último episodio, ‘Pasar por el aro’, se ha podido ver el pasado fin de semana en el Teatro del Mercado. Un intenso trabajo de dicción y gestualización conduce a la protagonista, la señora Aspasia, hacia su objetivo: recuperar la línea.
En esta tercera entrega de la trilogía (las anteriores se titularon ‘Cosmoagonía’ y ‘No somos ná’) ya no es una doctora, como al principio. Aspasia fue una narradora de elite, a la que le llegó la edad de retirarse de la competición y que con el paso del tiempo se ha abandonado. Ahora ha recurrido al médico y al fisioterapeuta para recuperar la forma y no perjudicar su salud.
Por encima de los gags humorísticos, o incluso dentro de ellos, transita toda una línea de pensamiento en torno a los propósitos que los humanos elaboramos para cambiar de estilo de vida, para sentirnos a gusto con nosotros mismos. Durante el prolongado monólogo, asistimos a las alternativas y disculpas que la protagonista va planteando para demorar la puesta en práctica de su propósito.
Recurriendo a pequeños objetos del pasado que ella nos muestra, extraídos del pequeño cofre que le acompaña, vamos conociendo su historia anterior. Su situación mueve a risa, pero al mismo tiempo hace reflexionar sobre el devenir de la existencia y el inevitable declive a que nos conduce el tiempo. En medio de la comicidad se mueven la nostalgia y la desventura, sensaciones frecuentes para todos en algún momento de nuestra vida.
Sin embargo, y dentro de estas consideraciones, hay una intención didáctica en el texto: puede recuperarse la esencia de lo que uno es, si se acepta pasar por el aro sistemático del esfuerzo. El planteamiento del espectáculo desde la estrategia del clown lo hace ameno y conduce el fluido humorístico hacia una desembocadura amable.
‘Pasar por el aro’, en palabras de la protagonista durante la presentación del espectáculo, pretende hacer un canto a la vida y seguir retratando la situación de las mujeres. La obra, producida por la compañía Facultad Mermada, cuenta con las aportaciones musicales de Olena Panasyuk, y la iluminación Fernando Medel, para enriquecer el texto de Sergio Plou, todo bajo la dirección de Alfonso Pablo.