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El tranvía de Zaragoza refuerza su seña de identidad más preciada: la seguridad

Campaña del tranvía en Zaragoza. / Foto: Juan Manzanara.

Redacción. El tranvía es el medio urbano de transporte más seguro, tanto para sus usuarios como para peatones y viajeros de otros vehículos. Así al menos lo asegura una entidad tan  autorizada como la UITP (UnionInternationale des TransportsPublics), principal organismo internacional de transporte público.

Las estadísticas lo dejan bien claro. Es el que menos incidencias registra. Además, su funcionamiento se orienta día tras día a reforzar la seguridad de usuarios, peatones y resto de vehículos, ante ese medio parsimonioso pero amable, que otorga a la ciudad un plus de modernidad y le aporta una cara más respetuosa con el medio ambiente y un modo de moverse por la ciudad más humanizado.

Una amplia campaña

En Zaragoza percibimos esas virtudes. El tranvía es el medio que mejor valoración obtiene por parte de la ciudadanía, genera confianza y su seguridad registra altos niveles.

Aún y todo, sus responsables, tanto empresariales como municipales, han determinado reforzar todavía más las medidas de prevención y mejorar el comportamiento ante la presencia del tranvía en nuestras calles con una amplia campaña entre usuarios y ciudadanía en general.

La iniciativa para persuadir sobre todo a los peatones de la necesidad de reforzar su atención ante la presencia del tranvía en nuestras calles, ha tenido como punto destacable una acción a pie de calle, mejor dicho, a pie de parada tranviaria, en la que han participado nada menos que 1.258 voluntarios, quienes han repartido 15.000 folletos explicativos sobre pautas de seguridad y han transmitido otros tantos consejos a viajeros y viandantes para tratar de evitar cualquier incidencia.

Mañana y tarde, los voluntarios se han apostado en torno a las paradas de plaza España, Gran Vía, plaza San Francisco y Romareda-Hospital Miguel Servet, las que en principio presentan más aglomeraciones y riesgos potenciales, para desarrollar una labor de concienciación que ha calado entre la ciudadanía, o incluso para realizar labores humanitarias impagables.

Como la que le tocó al voluntario Pedro C., que si no sujeta y atrae hacia sí a una chica que iba hablando con el móvil completamente despistada, hubiera acabado arrollada por el convoy.

Eso fue un caso extremo, pero los voluntarios se quejan de que los peatones, y también bastantes conductores, “van a su bola”, sin fijarse cuándo y por dónde vienen los convoyes.

De hecho, los estudios corroboran que no ha habido ni un solo accidente del tranvía en Zaragoza que haya sido culpa de un conductor de la Línea 1. La falta siempre ha sido del peatón o de quien manejaba un vehículo de dos o cuatro ruedas.

Hay que tener precaución. / Foto: Juan Manzanara.

Parar, mirar y pasar… si se puede

La implantación de todos los elementos del tranvía (vías, paradas, señales, etc.) en el entramado urbano de la forma más discreta posible invita a algunos a relajarse respecto a su función real. Se pierde la perspectiva de que no son aditamentos del amueblamiento urbano. Por allí circulan silenciosos vehículos de varias toneladas, con los que hemos decidido convivir y a los que debemos prestar máxima atención. Hay que parar, mirar y luego pasar… si es que se puede. Nunca seguir la marcha sin más.

Es una cuestión de civismo, de urbanidad en el sentido más pedestre del término, el de moverse por la urbe con presteza y respeto. En este caso hacia nuestros medios de transporte público y hacia nosotros mismos. ¿Nos falla eso en Zaragoza? Es evidente que sí.

Por eso se ha recuperado la sencilla y contundente campaña “Para, mira, pasa”. Un recordatorio para retomar la convivencia armónica con el tranvía, expresado en cartelería y en mensajes a través de los medios de comunicación, pero también y sobre todo, por medio de “la cara más amable de la ciudad” como define al Cuerpo de Voluntarios su responsable Charo Viela. En este vídeo lo dice todavía más claro:

Frente a ratos de noche cerrada, frío, viento o lluvia, los integrantes del voluntariado zaragozano se han pateado paradas y aceras “para embellecer la labor de otros”, señala con orgullo Viela. Y también para explicar a la ciudadanía la bondad del tranvía y la profesionalidad de quienes lo mueven. Para insistir con viajeros y peatonesen que este medio que se desliza junto a nosotros, con nosotros, requiere atención y vigilancia.

Responsables de Los Tranvías de Zaragoza y de Movilidad en el Ayuntamiento de la capital aragonesa tienen claro que la seguridad es enseña primordial de este medio de transporte. Por eso están empeñados en reforzarla al máximo. Protección, seguridad, tranquilidad, bienestar. Son conceptos que van asociados al tranvía.

Pero de una forma natural y amigable con el medio. De ahí la intervención de voluntarias y voluntarios en la campaña de las sonrisas, para que la ciudadanía perciba la seguridad del medio y colabore en su efectividad. “Los conductores de la Línea 1, los viajeros, todo el mundo nos recibía con una sonrisa”, aseguran ufanos. Por supuesto, ellos la devolvían, acompañada de un folleto sobre seguridad, varios consejos y hasta ayudas gratuitas para enfrentarse a las máquinas expendedoras de billetes.

El voluntariado me da mucha vida”, asegura el veterano José Antonio. Por eso ellos regalan vida y buenas prácticas a sus conciudadanos. “De vez en cuando hay alguien que te mira mal”, pero ellos no reblan y tienen claro que su labor, además de necesaria, es gratificante para ellos. “Si no me gustara, hace tiempo que lo hubiera dejado”, asegura Pedro. Da gusto verlos comentando los pormenores de la campaña:

Por nuestro propio bien

La acción de los voluntarios ha resultado de nuevo un revulsivo para la ciudadanía en el afán por convivir adecuadamente con el tranvía, lo mismo que ocurrió hace ahora siete años, cuando se inauguró la primera línea en la nueva era de este transporte urbano en Zaragoza.

Sus protagonistas y quienes han supervisado y valorado el desarrollo de la campaña a pie de calle, así como la publicitaria y en centros educativos, coinciden en señalar que se ha producido una “inyección de sentido común” entre usuarios y peatones. Eso era lo que se perseguía, promover un comportamiento acorde con las exigencias que plantea la presencia del tranvía: atención y respeto.

La acción se ha completado con una amplia serie de charlas en colegios e institutos para incidir en la capa social más inquieta y menos concienciada con las reglas que impone la movilidad organizada y los diferentes medios de desplazamiento que utilizamos.

Numerosos niños han participado en la campaña. / Foto: Juan Manzanara.

Miles de niños y adolescentes han participado en charlas dirigidas por especialistas en la materia y acompañadas de abundante material audiovisual. Los más jóvenes han mostrado también su buena disposición con el tranvía.

Ahora deben demostrar con su comportamiento ciudadano que es necesario respetar las indicaciones para ir seguros dentro y fuera de los convoyes, evitar los auriculares con el volumen a tope que tapa las advertencias sonoras del tren o cuidar el uso del móvil en la calle, que distrae y suele ser motivo de riesgos innecesarios.

Para que a todos ellos y al resto de la ciudadanía no se le olvide que el “Para, mira, pasa” es mucho más que un eslogan, en la página web del tranvía (www.transviasdezaragoza.es) hay un apartado específico dedicado a seguridad.

Allí se explican gráficamente a peatones, conductores y ciclistas las claves para convivir de forma armónica y sin peligro con el compañero tranvía y se abren las puertas de la compañía tranviaria para quienes necesiten consultar cualquier aspecto relacionado con la seguridad.

Porque el tranvía es un medio muy seguro, que nos lleva y nos trae a buen recaudo, pero quiere ser percibido como transporte fiable que es y quiere que todos contribuyamos a reforzar esa garantía. Es por nuestro propio bien.

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