Francisco Javier Aguirre. En 2013 apareció la novela de Rafael Chirbes titulada ‘En la orilla’, que obtuvo numerosísimos premios por su densidad conceptual, su retrato de una sociedad caduca y su inconfundible estilo literario. Una novela para lectores consistentes, aquellos que buscan algo más que una mera crónica histórica o un manido thriller con personajes tópicos y tramas clónicas, productos de excesiva presencia en la oferta bibliográfica del momento.
El año pasado se trasladó a los escenarios el argumento de esta novela y el pasado fin de semana se ha representado, viernes y sábado, en el Teatro Principal.
Ángel Solo, Sonia Almarcha, Marcial Álvarez, Rafael Calatayud, Yoima Valdés y Mariano Llorente y Adolfo Fernández, bajo la dirección de este último, han dado presencia a los principales personajes de la narración. Un montaje llamativo y simbólico enmarca esta historia en la que el autor muestra su pesimismo más radical haciendo emerger del fango una sociedad que es a la vez víctima e inductora de la crisis moral que padecemos, como señalaba un experto crítico literario.
En esta obra el elemento documental de denuncia ha sido sustituido por una indagación refinada de la naturaleza humana. Se analizan exhaustivamente sus diferentes perfiles, trasladados con cierta dificultad a la obra dramática, aunque el mensaje permanece nítido.
Ahondando en el carácter depredador de la condición humana, el valor resolutivo del dinero o la decrepitud de la vejez, la pieza dramática, en un desarrollo torrencial, y a veces intencionadamente caótico, nos sumerge en un ambiente donde se palpa el derrumbe social que padecemos, de imprevisibles consecuencias morales.
Se ofrece un atinado estudio psicológico de los personajes, y se logra crear una atmósfera asfixiante, desde una postura de crítica social sin prejuicios ni maniqueísmos.
Como advirtió el director de la obra en la presentación de la misma, no hay ni un atisbo de comedia en su transcurso, aunque la época en que se desarrolla (primera década de este siglo) dio cauce para muchos enfoques cáusticos y grotescos de la situación sociopolítica y económica. Aquí se respeta la intención del galardonado novelista, y el mensaje es de un desolado pesimismo.