Redacción. ¿Acaso te has preguntado alguna vez por qué España es el único país de la Unión Europea en donde se silba el himno nacional en los campos de fútbol? ¿O por qué madrugamos como alemanes, pero nos acostamos a la hora en que los alemanes ya están durmiendo? A la vez que somos campeones del mundo en la donación de
órganos o recibimos más de ochenta y dos millones de personas de otros países, lo que habla de una enorme generosidad, a menudo solo hablamos bien de un compatriota cuando está muerto o tildamos de facha a alguien por el mero hecho de llevar unos gemelos con los colores de la bandera.
A partir de la unamuniana expresión “Me duele España”, el periodista y escritor Luis del Val hace un recorrido costumbrista por los temas clave para entender España, con las peculiaridades, usos y prácticas de sus habitantes —a veces contradictorias, a veces exageradas—, pero siempre caracterizadoras de la personalidad de nuestro país.
El libro trata temas tan interesantes como las difíciles relaciones de los españoles con su bandera (en el capítulo titulado “De la neurótica y complicada relación de los españoles con su bandera”), la Transición (en “¿La Transición? ¡Uhf, qué asco!”), los toros (“Animales y animalistas”), la educación (“De las contrarreformas educativas”) o
la gastronomía (“Cocinas nuevas y viejas”). En definitiva, retrata un país en el que las paradojas están a la orden
del día y es a la vez el líder mundial de donantes de órganos y el país donde el delito contra Hacienda casi es una virtud, o donde el ateísmo es una práctica pero a la vez existe un catolicismo funcional.
“Vivo en un país que no solo me gusta, sino del que estoy enamorado. Y, por eso mismo, me gustaría que fuera perfecto, que se despojara de sus vicios, de sus groserías, de su desidia y de su sectarismo, pero sin abandonar su generosidad, su espíritu de sacrificio, su profundo sentido de la familia y de la amistad”.
“Debo confesar que a mí España no me duele. Lo que me duele es la rodilla derecha, cuando llevo andando más de hora y media, por culpa del menisco anterior, y un poco la cabeza cuando por no discurrir con ella —la cabeza—, paso del primer y placentero dry martini, al segundo, error que cometo en raras ocasiones, pero en el que reincido como español que soy”.
Luis del Val (Zaragoza, 1944). Periodista y escritor, es protagonista de una larga y fecunda carrera en los medios de comunicación. Figura indispensable de la radio, es miembro fundador de la Academia de las Ciencias y las Artes de la Televisión. Su labor continuada en la radio —antes en la SER y ahora, en la COPE— ha sido reconocida con dos premios Ondas y un Micrófono de Oro.
En prensa escrita ha sido columnista en Diario 16, La Vanguardia, Interviú y Tiempo. Actualmente publica una
columna de opinión en numerosos diarios españoles.
Es autor de varios libros, tanto de ficción como de no ficción, entre los que cabe destacar Buenos días, señor ministro
(Premio de Novela Café Gijón, 1987), Las amigas imperfectas (Premio Ateneo de Novela, 2003), Crucero de otoño (finalista del Premio Primavera, 2008) o Prietas las filas. También ha escrito piezas teatrales como Los caballos cojos no trotan.
Dice que no se jubila para poder seguir escribiendo, porque el gobierno de España, al que se retira y continúa escribiendo, le quita la pensión. Defiende la Transición porque, según su opinión, “es de las pocas cosas que le han salido bien a España en los últimos doscientos años”.