Fernando Gracia. La campiña francesa, en plena Gran Guerra. Solo han quedado los viejos, las mujeres y los niños. Ellas son las que llevan adelante las labores del campo. La trama de “Las guardianas” se centra en la vida cotidiana de una familia encabezada por la madre, una hija y la hija de un primer matrimonio de su yerno. Para ayudar en las duras labores contratan a una huérfana como criada.
Dos hijos y el yerno están en el frente y de vez en cuando regresan al pueblo con permiso. Las relaciones entre estos personajes y la dureza del trabajo componen este bello melodrama cocinado a fuego lento, ciertamente parsimonioso pero no exento de un tono exquisito que se agradece.
Xavier Beauvois ya gustó hace unos pocos años con su película “De dioses y hombres”, sobre la vida en un monasterio enclavado en el Magreb y la inmolación de sus monjes. En esta ocasión compone un filme de parecida belleza formal aunque quizá no tan redondo.
No es que sea demasiado original el guion, centrado en un naturalismo que nos remite a hermosos ejemplos de la literatura francesa, y que complementa con unos toques melodramáticos que nos recuerdan vagamente a Marcel Pagnol.
Dotada de una hermosa fotografía y una excelente ambientación, se beneficia de la presencia de una estrella incontestable del cine francés, Nathalie Baye, en un papel acorde a su edad y alejado de tantos y tantos que le hemos visto, incluso bastante atrevidos. Como curiosidad le acompaña su propia hija en la vida real, Laura Smet, haciendo lógicamente el papel de su hija en la ficción. Es la hija que tuvo con Johnny Hallyday, de quien toma su auténtico apellido.
A destacar la debutante Iris Bry, de fresca y lozana belleza, en el rol de la criada. También me ha gustado el aire de verosimilitud que desprenden los aspectos de casi todos los actores, algo que cuesta encontrar en nuestro cine español y que parece solo terreno privativo de los ingleses.
Quizá un poquito de menor duración no le hubiera sentado mal, pero el estilo del director es pausado y seguramente es el que mejor le sienta a la trama.
Sin ser una obra extraordinaria, me ha parecido francamente hermosa y por momentos incluso exquisita.