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La relevancia de la prostitución en las ciudades toma Barcelona como referencia

Vista de Barcelona.

La prostitución es una de las actividades que más controversia causan en la actualidad en los núcleos urbanos de muchas de las principales ciudades el mundo. Conciliar esta actividad, ejercida por millones de mujeres alrededor del mundo, con la vida diaria de los vecinos y habitantes de la misma se plantea en ocasiones como un reto ante el que es necesario mantener una conversación, pero nunca de manera sesgada ni obviando el trasfondo de una actividad laboral vital para la subsistencia de muchas personas.

Barcelona ha sido, durante los últimos días, una clara muestra de los matices que envuelven a una situación como esta y que no es algo que deba tomarse a la ligera. A raíz de la reciente propuesta del Partido Socialista de Catalunya (PSC), que pretendía proponer una ordenanza “contra la prostitución y explotación sexual” en el territorio, han sido varias las organizaciones y personas que se han manifestado en contra de lo que se considera una medida que se pretendía tomar de manera unilateral.

La estigmatización es uno de los principales problemas a los que se enfrentan las trabajadoras de este oficio, algo que es propiciado, aunque sea de manera indirecta, por este tipo de políticas poco consecuentes con la realidad laboral de las mismas. Tanto es así que incluso los vecinos de los barrios en los que esta actividad se encuentra más patente se han posicionado en contra de la posible ordenanza.

La prostitución da trabajo. Aunque finalmente dicha propuesta no ha salido adelante al no contar con los apoyos suficientes, sí ha servido para dejar claro que esta actividad sigue teniendo una importancia muy grande en las ciudades y que los prejuicios y valoraciones han de realizarse de una manera profunda y consciente. En las grandes urbes como Barcelona, donde el turismo está presente de manera constante a lo largo del año, no solo resulta inconveniente querer prohibir esta actividad, sino que resulta extremadamente contraproducente contra los propios ciudadanos y ciudadanas de la misma que se dedican al sector.

El debate acerca de la prohibición de una actividad que se presupone de manera errónea que se realiza de manera obligada y en malas condiciones florece cada cierto tiempo sin tener en cuenta el gran movimiento que genera a su alrededor, con servicios como sugargirlsbcn.com que dignifican este trabajo y liberan de prejuicios a quienes los tienen. Este servicio, como muchos de los que están surgiendo en la actualidad, permite a la gente contratar una escort por internet para obtener todo tipo de servicios con la máxima calidad y garantía.

La proliferación de los servicios de escorts ha venido acompañada, además, de la profesionalización de este área el sector, lo cual es indudablemente beneficioso para todas las personas que se dedican a él. Una de las principales críticas a lo largo del tiempo hacia la prostitución ha sido la precariedad del trabajo y, aunque aún se sigue exponiendo de esta manera por quienes pretenden ejecutar una prohibición sobre la misma, la realidad es que los tiempos han cambiado y las condiciones laborales han mejorado de manera indiscutible de manera reciente.

Regular no significa prohibir. Aunque es evidente que la regulación de esta actividad es necesaria para que la convivencia con el resto del entorno sea correcta en las ciudades, también está claro que ha de ser llevada a cabo siempre en consonancia con los deseos de las trabajadoras y trabajadores del sector. Querer implantar una prohibición no es, desde luego, el escenario que resulta mejor para una de las profesiones que, como se ha mencionado, resulta referente en urbes como Barcelona. Es necesario, por consiguiente, no permitir las acciones de aquellos que desean la censura por encima de los intereses del resto de personas.

Barcelona, sus prostitutas y sus servicios de escorts respiran, por el momento, con tranquilidad porque se saben amparados con una ciudad que entiende la relevancia que tiene para el día a día de la misma y para todas esas personas que hacen de ello su profesión y que se verían en una situación de desamparo si esta faltase. Una victoria que no será el final de la batalla, sin embargo, aunque sí un paso más para que se considere esta actividad como cualquier otra en el ámbito laboral.

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