Fernando Gracia. En pocos días han llegado a nuestras maltrechas pantallas dos películas brasileñas. No son muchas las películas realizadas en ese enorme país que tenemos oportunidad de ver. Lejos ya aquel cine que gracias a la fórmula del “arte y ensayo” vimos en los setenta, apenas podemos saber qué se hace por aquellas tierras.
Y debo decir de entrada que tanto «Benzinho”, el anterior estreno, como este que ahora nos llega, “Como nuestros padres” me han parecidos filmes francamente estimables y desde luego recomendables para aquellos que no se alimentan solamente de monstruos enormes, animaciones varias y superhéroes.
La directora Lais Bodanzky, de quien no me consta estreno alguno por estos lares, nos presenta el día a día de una mujer de 38 años, casada y con dos hijas pequeñas. La revelación por parte de su madre de un secreto largamente guardado supondrá un tsunami en su vida, a añadir a los múltiples problemas que le acechan, muchos de ellos propiciados por su intento de búsqueda de la perfección, algo que la hace sentirse infeliz con demasiada frecuencia.
Con un tono naturalista, contado cual si una comedia urbana se tratara, la directora toca temas de calado sin caer en el culebrón, como bien pudiera haber ocurrido a poco que se le hubiera ido la mano.
Película con abundante diálogo, a veces deja una cierta sensación de irregularidad, pero siempre acaba recuperando el tono, adornándolo incluso con algunas secuencias muy conseguidas. Por ejemplo cuando entra en acción el exmarido de su madre –y por tanto, su padre… ¿o no?-, todo un personaje. Un bohemio, medio hippie irredento, mujeriego y entrañable, que da mucho juego en la trama.
Se trata de una película pequeñita, de bajo presupuesto, en la que habrá quien no entre y la ningunee, aunque personalmente estimo que no está exenta de interés ya que burla, burlando, toca muchos temas interesantes casi todos ellos referidos al mundo de la mujer.
¿Un filme feminista? Podría definirse así. De hecho, su protagonista, la excelente María Ribeiro, tiene fama en Brasil como luchadora en ese tema. Me ha parecido muy ingeniosa la idea de hacer referencia al personaje central de “Casa de muñecas”, de Ibsen, Nora. La protagonista está escribiendo un texto que comienza donde acaba la famosa obra del noruego. Esta obsesión por el personaje da pie a unos interesantes giros del guion, siempre y cuando el espectador sepa apreciarlos.
Volviendo a la Ribeiro, cabe recordar que la vimos en la excelente “Tropa de elite” y que en su país goza de bastante popularidad no solo por sus películas sino por ser una estrella de la televisión.
No estamos ante una gran película, pero a mi modo de ver sí ante un producto muy estimable y por tanto recomendable a los que buscan algo más que un entretenimiento facilón de usar y tirar, que son los que por desgracia inundan nuestras pantallas.