Redacción. Desde sus cotas más bajas registradas en el año 2012, bien entrados en los peores años de la crisis española, el número de autónomos en España no ha presentado notorias variaciones en los períodos sucesivos. Progresivamente, en nuestro camino hacia la recuperación, se van experimentando mejoras estadísticas que, por otra parte, no llegan a alcanzar cifras significativas, hasta el punto de que aún se sitúan por debajo de las de 2008, antes del comienzo de la crisis.
Uno de las perspectivas tímidamente positivas es la del paulatino aumento de los autónomos que se viene registrando en los últimos tiempos (salvo el descenso de más de 10.000 afiliados en 2017). Al cierre de 2018, por ejemplo, se registró un aumento materializado en más de 30.000 nuevas inscripciones en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA), según el Ministerio de Trabajo. Y las previsiones de los expertos apuntan a que este año se experimentará un crecimiento similar o incluso mayor. Sin embargo, no tenemos muchos motivos de celebración pues, insistimos, hablamos de oscilaciones muy moderadas.
Las cifras desde 2008
Para poder observar de un modo más gráfico la evolución de la cantidad de afiliaciones de trabajadores por cuenta propia, detallaremos a continuación los datos de cierre de cada año, desde 2008 hasta el pasado 2018:
Año 2008: 2.141.717 trabajadores autónomos.
Año 2009: 2.026.176 trabajadores autónomos.
Año 2010: 1.978.785 trabajadores autónomos.
Año 2011: 1.947.659 trabajadores autónomos.
Año 2012: 1.909.916 trabajadores autónomos.
Año 2013: 1.923.955 trabajadores autónomos.
Año 2014: 1.945.548 trabajadores autónomos.
Año 2015: 1.959.613 trabajadores autónomos.
Año 2016: 1.972.985 trabajadores autónomos.
Año 2017: 1.962.774 trabajadores autónomos.
Año 2018: 1.993.902 trabajadores autónomos.
Primer trimestre de 2019: 1.995.690 trabajadores autónomos.
Causas, consecuencias y retos a los que se enfrenta un autónomo
Esa dura época que nos tocó pasar por culpa de la crisis mundial, cuya crudeza se cebó aún más con nuestro país por culpa de las irresponsables políticas llevadas a cabo en el sector inmobiliario, derivó en la crisis bancaria de 2010 y en unos progresivos y alarmantes aumentos del desempleo. Hechos sin duda influyentes en el descenso del número de autónomos hasta llegar a los topes mínimos acontecidos en 2012. El cierre del grifo aplicado por el sistema financiero y la baja de muchos antiguos profesionales dedicados al hasta entonces próspero negocio inmobiliario tuvieron su reflejo manifiesto en la caída del número de autónomos afiliados.
A partir de 2012, las cifras han tendido a ascender, excepto en el caso de 2017, pero, eso sí, a un ritmo muy lento. Incluso a pesar de la implantación de políticas recientes destinadas a ayudar a los emprendedores, con la tarifa plana como autónomos como máximo exponente, no se termina de experimentar la oleada de nuevas inscripciones que muchos esperaban. Algo que seguro tiene que ver con la situación aún precaria del mercado laboral, dentro del cual los precios pagados por muchos servicios profesionales han alcanzado cantidades con las que es complicado mantener un negocio a flote durante mucho tiempo. Por otra parte, la alta competitividad de las grandes compañías hace a veces complicado abrirse un hueco significativo en el mercado.
Problemas recurrentes los mencionados que, por otro lado, no son suficientes para frenar la ilusión y la tenacidad de muchos profesionales que ven en el emprendimiento una forma inmejorable para mejorar su situación. Un camino hacia el éxito que dispone de atajos para aquellos que están plenamente informados y adecuadamente asesorados, aspectos esenciales para poder alcanzar unos resultados óptimos en cualquier proyecto empresarial.
Un asesoramiento eficaz: el empujón definitivo hacia el éxito
Para saber los asuntos más importantes a la hora de asesorar a un autónomo hemos recurrido a los profesionales de Iberanfico, una asesoría en Zaragoza con más de 40 años de experiencia ayudando a cientos de empresas y trabajadores por cuenta propia. Desde allí nos aseguran que, para empezar, es importante aportarles una ayuda extra que les aclare las cosas a la hora de diseñar su plan de negocio o de establecer una correcta política financiera. Y, al mismo tiempo, resulta imprescindible mantenerles informados de cualquier subvención disponible, además de ocuparse al detalle de su gestión contable y fiscal.
En lo relacionado con los honorarios que suele cobrar una asesoría, desde Iberanfico nos comentan que las cantidades pueden variar enormemente. Eso sí, nos recomiendan que, si bien es lógico buscar un precio razonable, no nos lancemos a las ofertas más bajas, pues suelen ir acompañadas de pocas dosis de implicación. Y al final, todo buen asesor de empresas y autónomos se diferencia por velar en todo momento por estos con una actitud totalmente proactiva como seña de identidad.