Redacción. Un estudio reciente llevado a cabo en modelo animal ha descubierto que el hígado graso es diferente en ambos sexos. Un hallazgo que supone un paso más hacia la medicina personalizada al introducir la variabilidad intersexos en una enfermedad tan prevalente como lo es hoy el hígado graso.
Así lo constata el jefe de grupo del CIBER de Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), Jesús de la Osada, coordinador del equipo del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y Celular de la Universidad de Zaragoza encargado de llevar a cabo esta investigación junto con el Departamento de Biología Celular, Fisiología e Inmunología de la Universidad de Córdoba y en el que también han participado investigadores del Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols del CSIC y de la Universidad Autónoma de Madrid.
Una alta incidencia, originada por un consumo continuo de alimento
El hígado graso no alcohólico está alcanzando prevalencias del 30% en ciertas poblaciones occidentales; una alta incidencia, originada por un consumo continuo de alimento, la alta ingesta de grasa saturada o/y azúcares refinados, entre otros, que acarrea muchas consecuencias, ya que supone una interrupción del metabolismo hepático, originando el desarrollo de un amplio abanico de enfermedades metabólicas como diabetes, obesidad, esteatosis hepática y enfermedades cardiovasculares.
Teniendo en cuenta que en estudios previos, llevados a cabo en el año 2009 también por el grupo de Osada, descubrieron que la proteína Cidec/Fsp27, encontrada con anterioridad en el tejido adiposo, estaba asociada a los cambios en el contenido de la grasa hepática, los investigadores decidieron dar un paso más en su estudio abordando su expresión hepática en diferentes condiciones dietéticas y en ambos sexos.
Tras alimentar durante 11 semanas a animales de ambos sexos con dieta occidental, rica en colesterol y grasa saturada de palma observaron que los animales de sexo femenino mostraron niveles más bajos de expresión hepática de la proteína Cidec/Fsp27, que es la que determina el crecimiento de las gotas de grasa hepática, que los de sexo masculino cuando fueron alimentados con dietas occidentales; un resultado que se tradujo en una menor cantidad de Cidec/Fsp27 en gotas de lípidos y microsomas. Los investigadores pudieron demostrar que son las hormonas del ovario las responsables de este fenómeno ya que desaparecía tras el proceso de castración.
Además, durante el estudio los investigadores pudieron comprobar también que una proteína supercontroladora denominada PGC1a está también implicada ya que, en los animales que carecían de ella, comprobaron que desaparecían las diferencias de sexo en la expresión de Cidec/Fsp27.
“Estos resultados ponen de manifiesto que la expresión hepática de Cidec/Fsp27 tiene una regulación compleja influenciada por la dieta y el entorno hormonal sexual y que las diferencias de sexo están controladas por la proteína PGC1a”, explica Jesús de la Osada.