Redacción. A sus 89 años, Eugenio Gimeno Lázaro ha sido el último paciente en recibir el alta en el centro Covid-19 de Casetas (Zaragoza). Ha sido el último paciente en cerrar las puertas del hospital y uno de los tres que queda como retén, a la espera de ser activado en caso de que se produzca algún rebrote de la enfermedad. Y lo ha hecho emocionado: «me voy a Cedrillas, pero mi corazón se queda aquí», ha dicho a toda la plantilla que durante 15 se ha volcado en su cuidado.
Por este centro, en concreto, han pasado 186 mayores procedentes de residencias de ancianos en los «dos meses y 22 días» que, como recordaba su director, Mariano Fago, ha estado abierto. Al igual que el de Casetas, se mantienen como retén el centro de Yéqueda (Huesca) y el de Gea de Albarracín (Teruel), en total uno por provincia por si se produjeran rebrotes. Estos tres, junto a los de Miralbueno y Alfambra han atendido a 522 personas durante la pandemia.
Casetas es el último de los cinco dispositivos intermedios habilitados de forma pionera en Aragón en cerrar sus puertas y la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, ha acudido esta tarde a la despedida del último residente. La consejera ha recordado que estos centros «han sido una ayuda importantísima en la Comunidad, porque han dado tranquilidad a las residencias y han salvado vidas, que es lo mas importante». Sobre todo, la consejera ha querido destacar el trabajo realizado por los profesionales sociosanitarios: «queremos agradecer el trabajo de Cruz Roja y de todos los trabajadores que han puesto aquí esfuerzo y mucho cariño y lo estamos viendo en esta emotiva despedida a Eugenio».
Su cierre, ha añadido es «una muestra de que estamos en otro momento de la pandemia, en el que las residencias, poco a poco, van dejando atrás el coronavirus, que tanto las ha golpeado». De todos modos, ha recordado Broto, «no bajamos la guardia y estamos preparados con planes de contingencia y reserva de material para actuar en caso de que haya que hacerlo». En este sentido, cabe recordar que 116 centros de la Comunidad donde se produjo algún caso ya han recibido el «alta» de Salud Pública y que, actualmente, hay positivos en ocho y se sigue trabajando en su erradicación.
La consejera ha estado acompañada por el secretario general técnico del Departamento, José Antonio Jiménez, que ha recordado que estos dispositivos –únicos en España– son fruto de la colaboración entre los Departamentos de Sanidad y Ciudadanía y Derechos Sociales, y que han permitido «dar una atención medicalizada a aquellos residentes que habiendo dado positivo por coronavirus no requería hospitalización». Su puesta en marcha -ha subrayado Jiménez- «ha permitido que las residencias hayan podido verse aliviadas de carga vírica y asistencial en los momentos más duros de la pandemia y les ha permitido organizarse y trabajar».
En esta simbólica despedida, el director del centro de Casetas ha destacado la intensidad de los días vividos, con momentos muy duros; pero también, ha dicho, «reconfortantes». «Llegamos al día de hoy con una satisfacción enorme, nos hemos sentido muy útiles para la sociedad y nos hemos sentido muy valorados. Tenemos la sensación de ser privilegiados por haber vivido esto». En esta línea, Fago ha querido destacar la gran vinculación de todo el equipo con el proyecto, en «un ambiente de colaboración único», y las buenas sensaciones de los pacientes. «Llegaban personas en una situación de vulnerabilidad, con miedo, indefensos y se han ido con pena, porque nos decían que aquí habían estado muy bien cuidados y, eso, para nosotros, ha supuesto una gran satisfacción».
El primero de estos centros en abrir sus puertas fue el de Yéqueda, el 23 de marzo, y le siguieron Alfambra, Miralbueno, Casetas y Gea de Albarracín, por ellos han pasado 98, 64, 121, 186 y 53 pacientes, respectivamente, durante los más de tres meses que, en conjunto, han prestado servicio.