Redacción. Esta mañana se ha constituido en la sede del Justicia de Aragón el Observatorio Aragonés contra la Soledad (OAS), cuyo principal objetivo es crear un grupo permanente de análisis dirigido a velar por las personas mayores que viven en soledad no elegida, favoreciendo la atención, prevención y protección social, fomentando su bienestar emocional y seguridad para prevenir el riesgo de aislamiento y exclusión social. El convenio de colaboración entre el Justicia y el Departamento de Ciudanía para la creación de este órgano se firmó el pasado mes de junio.
El nuevo órgano nace adscrito al Justicia de Aragón, donde tendrá su sede, y dependerá directamente de esta institución; si bien el Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón -a través de la vicepresidencia que ostenta el gerente del Instituto Aragonés de Servicios Sociales, Joaquin Santos, así como de otros representantes- será un agente fundamental de este nuevo organismo y le aportará asesoramiento y soporte logístico. De hecho, son ambas instituciones las que asumen la gestión del Observatorio con sus medios personales y materiales, puesto que el Observatorio no cuenta con dotación económica específica.
En la jornada de hoy se ha constituido el pleno del mismo, así como su comisión permanente y se han fijado las líneas de trabajo que han propuesto sus integrantes, entre los que se encuentran, además de los citados, representantes del Departamento de Sanidad, de la Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias (FAMCP), del Ayuntamiento de Zaragoza, del Consejo Aragonés de las Personas Mayores, del Colegio Profesional de Trabajadores Sociales (así como de otros colegios profesionales que trabajen con mayores), de entidades sociales y sanitarias, de la Universidad de Zaragoza y de asociaciones vecinales.
Los objetivos más detallados con los que nace este nuevo órgano de trabajo –que debe enmarcarse como instrumento de continuidad de la “Mesa del Justicia de Aragón de los Mayores en Soledad no elegida” y dentro de la “Estrategia de atención y protección social para las personas mayores en Aragón” del Departamento de Ciudadanía y Derechos Sociales- son los siguientes:
Asesorar, analizar, definir e identificar la situación de las personas adultas mayores en soledad no deseada en Aragón.
Impulsar la colaboración público-privada a través de actuaciones consensuadas y protocolizadas lideradas por el Sistema Público de Servicios Sociales.
Promover estudios e investigaciones sobre dicha materia a fin de que puedan establecerse políticas de prevención, estrategias de abordaje, intermediación y solución
Difundir el problema de la soledad en los distintos ámbitos de la sociedad, estableciendo campañas de concienciación y sensibilización de la población.
Promover el desarrollo de marcos legales participativos y supervisar su cumplimiento.
Servir de apoyo y orientación de los distintos planes de actuación que se estén llevando a cabo por parte de las Administraciones competentes en la materia, o que vayan a poner en marcha, para mejorar la eficacia y calidad de las distintas estrategias.
Establecer foros de debate para revisar las distintas actuaciones, en función de nuevas estrategias y experiencias de otras Comunidades Autónomas o países.
Elaborar un informe anual de la situación del problema de la soledad y los distintos avances o retrocesos que se produzcan en su tratamiento, asomo como de los colectivos trabajan en el mismo, con la indicación de los resultados obtenidos.
Cabe recordar que, en Aragón, según datos del año 2018, hay 285.564 personas mayores de 65 años, es decir, el 21,62% del total de la población. Casi dos tercios tienen una edad entre 65 y 80 años (184.711, el 64,68%), mientas que 100.853 supera los 80 años (el 35,32%). Cabe destacar que el sexo predominante en la vejez es el femenino. Hay un 56,50% de mujeres (161.346), que supone un 13,00% más que de hombres (124.218).
Aunque cada vez es mayor el número de personas que pueden vivir solas con plena autonomía e independencia, vivir en soledad, con edades avanzadas, sin redes familiares o sociales, con deterioro del organismo y enfermedades y bajos ingresos tiene consecuencias negativas para la salud y el bienestar y puede conducir a situaciones de aislamiento social. Así, el 23,07% de las personas mayores de 65 y más años viven en hogares unipersonales (65.900 hogares) de las que un 68,28% son mujeres. Y del total de personas que viven solas, el 44,55% tienen más de 80 años (unas 32.000 personas). Esta realidad demográfica plantea importantes retos para las políticas sociales debido a la pérdida de autonomía, la aparición de la soledad no deseada, el aumento de las situaciones de dependencia, así como la necesidad de promover los buenos tratos a las personas mayores a lo largo de su trayectoria vital.