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Todo el patrimonio artístico institucional de la DPZ está disponible por Internet

2021-12-20 patrimonio artístico DPZ

Redacción. La Diputación de Zaragoza ha colocado cartelas y códigos QR para da a conocer las obras más importantes de sus colección artística. En total se han señalizado 92 de las más de 3.300 piezas con las que cuenta la institución que ofrece información completa y asequible sobre la obra y sobre si historia.

Esta nueva señalización se ha instalado en las obras más destacadas, situadas en los espacios más representativos de la sede de la institución, a los que acceden tanto los ciudadanos como invitados y autoridades. El objetivo es que la principal información alusiva a dichas obras resulte directamente asequible al contemplarlas y redunde en su puesta en valor.

Las cartelas identificativas muestran el autor, el título, la cronología, la técnica y el número de inventario de cada obra. Incluyen además un código QR que reporta directamente a la ficha catalográfica de la aplicación Ars Catalogi, una herramienta informática creada expresamente para dar a conocer la colección artística de la Diputación de Zaragoza.

El diseño y confección de las cartelas ha sido encomendado a la empresa Arte por Cuatro. “Más allá del valor intrínseco que tienen las colecciones artísticas de la Diputación de Zaragoza, no hay que olvidar que estas forman parte de su intrahistoria y constituyen una de las facetas sustanciales que han definido el ser de la institución a lo largo de cerca de dos siglos de andadura”, destaca el jefe de la sección de Restauración de Bienes Muebles de la Diputación de Zaragoza, José Ignacio Calvo.

Casi dos siglos de patrimonio artístico

La Diputación de Zaragoza, como institución de larga tradición que ya está próxima a cumplir los dos siglos de existencia, ha atesorado a lo largo de su historia un espléndido patrimonio artístico formado por bienes de muy diversa índole. Cuadros, esculturas, retablos, grabados, objetos de plata, fotografías y otras formas de expresión artística componen en el momento actual un total de más 3.300 obras, algunas debidas a renombrados creadores como Francisco de Goya en su faceta de grabador, los escultores Pablo Gargallo y Pablo Serrano o el pintor Antonio Saura.

El primer patrimonio artístico que poseyó la Diputación de Zaragoza fue la Real Capilla de Santa Isabel, en virtud de una Real Orden de 1842 por la que este templo, con sus retablos y demás dotaciones muebles, le fue cedido. En 1858 quedó concluida la construcción del primitivo palacio provincial, que pronto acogió las primeras obras artísticas, empezando por el conjunto escultórico monumental que exornaba su fachada y patio, del que hoy tan solo se conserva una serie de medallones de reyes esculpidos por Antonio Palao.

Las primeras pinturas sobre lienzo, atentas al gusto historicista entonces imperante, vinieron de la mano de aquellos artistas que empezaron a ser pensionados por la DPZ para ampliar estudios artísticos en París o Roma: Eduardo López del Plano, Agustín Salinas y Mariano Barbasán.

En virtud de un decreto del año 1868 quedaron suprimidas las juntas provinciales de beneficencia que regentaban establecimientos asistenciales, pasando estos a depender de las diputaciones provinciales. Como consecuencia, la DPZ asumió la propiedad del hospital de Nuestra Señora de Gracia, el cementerio de la Cartuja, la Real Casa de Misericordia (luego Hogar Pignatelli), la plaza de toros de la Misericordia y el Hogar Doz de Tarazona y con ellos su voluminoso legado artístico, ligado a estos inmuebles, en gran parte de carácter religioso y época barroca. Muy destacada es, además, una galería de retratos de benefactores de la beneficencia, la mayoría trabajos academicistas del siglo XIX.

Pensionados y becarios, beneficiados por sucesivas convocatorias, siguieron contribuyendo a ampliar el patrimonio artístico durante el siglo XX, destacando especialmente las figuras de Francisco Marín Bagüés y Félix Burriel, a las que se suman otras como Julio García Condoy o Mª Pilar Burges.

La construcción del nuevo palacio provincial finalizó en 1952, estimulando el interés por adquirir nuevas obras para su decoración. Tan solo un año antes se había comprado a la viuda de Juan José Gárate su emblemática ‘Vista de Zaragoza’. La DPZ posee varias obras más de este artista y por entonces empezaba a tomar cuerpo la galería de retratos de presidentes de la institución que hoy arranca con la efigie de Manuel Pérez Lizano, asesinado en 1936.

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Arte. / Foto: DPZ

Arte contemporáneo

La modernización de la sociedad que se empieza a experimentar en la década de 1970 impulsaría una actividad más implicada en la promoción de las artes. Se instauró el Premio San Jorge, que a lo largo de catorce ediciones fue una importante vía de adquisición de pinturas, esculturas y dibujos. Parte de ellos se instalaron en el efímero Museo Aragonés de Arte Contemporáneo, que a partir de 1976 quedó establecido en el Monasterio de Veruela, al poco tiempo de haber recibido la DPZ en usufructo este señero monumento cisterciense. Diversas compras a renombrados artistas locales contribuyeron a configurar sus fondos, destacando la ‘Gran Crucifixión’ de Antonio Saura. Este cuadro, junto con el ‘Gran Profeta’ de Pablo Gargallo, cuya fundición se encargó expresamente para la DPZ en 1972, pueden considerarse como las piezas más valiosas de la colección. José Orús, Salvador Victoria, Pascual Blanco, Julia Dorado y Pablo Serrano se cuentan asimismo entre los artistas a quienes se adquirió obra para el museo de Veruela.

Del conjunto arquitectónico del Monasterio de Veruela procedían un grupo de piezas artísticas de la época cisterciense que fueron recuperados por la Compañía de Jesús en los albores del siglo XX. Las más señeras son restos del desaparecido retablo mayor renacentista que presidió la iglesia, en cuya escultura y mazonería intervinieron Juan Pérez Vizcaíno, Miguel de Peñaranda y, posiblemente, Pedro Moreto. En el esplendor artístico que vivió Veruela en el siglo XVI jugó también un importante papel el pintor Jerónimo Cosida, artista favorito del arzobispo de Zaragoza y antes abad de Veruela don Hernando de Aragón.

Entre 1973 y 1981 se adquirieron la mayoría de las estampas grabadas por Goya, correspondientes a diversas ediciones y su explotación cultural ha sido mayormente desempeñada por el Consorcio Cultural Goya-Fuendetodos.

En 1981, al año siguiente de adquirir el palacio renacentista de los Condes de Sástago, la Diputación compró al Casino de Zaragoza, su principal inquilino, la mayor parte de de sus bienes artísticos y bibliográficos. El lote incluía la famosa serie de grabados ‘Ruinas de Zaragoza’, paisajes de Carlos de Haes y Víctor Alexis y un buen número de retratos, retrospectivos o reales, debidos a Marcelino de Unceta, Justino Gil Bergasa o Thyra Ekwall, entre otros. Tan solo un año después la DPZ compró otro palacio renacentista, el de Eguarás, situado en Tarazona. Con él venía incorporado un magnífico cuadro barroco del taller de Ribera.

Gran impulso en la década de los 80

A partir de la década de los 80 la política de adquisiciones emprendida por la DPZ alcanzó mucho mayor impulso, ligada a la exuberante vitalidad creativa que empezaba a vivirse. Desde entonces se han comprado un buen número de obras de artistas contemporáneos, generalmente aragoneses (Pablo Gargallo, Francisco Rallo, Fernando Sinaga, Hantón, Galdeano, José Manuel Broto, Víctor Mira, Xavier Grau, Charo Pradas, etc.), se han sucedido veinticuatro ediciones del Premio Santa Isabel de Portugal, heredero del San Jorge, con la consiguiente incorporación de las obras galardonadas (la primera, de Juan José Vera).

Además, se han recibido creaciones de becarios de la Casa de Velázquez y de otros artistas patrocinados por la Diputación, se ha positivado un elevado número de fotografías de autor (Ramón y Cajal, Coyne, Jalón Ángel, etc.) y se ha formado una gruesa colección de cerámica contemporánea, en buena parte gracias al legado de Antonio Fortín. A lo que hay que sumar las donaciones y legados (Santiago Lagunas, Fermín Aguayo, etc.).

Todo está accesible en internet

De esta forma, el patrimonio artístico institucional ha ido creciendo hasta alcanzar las 3.354 piezas catalogadas. Con arreglo a criterios museográficos, toda la información técnica sobre ellas se administra a través de la aplicación Ars Catalogi, expresamente creada para dicha función. Constituye una extensa y pormenorizada base de datos que, además, es de libre disposición para el público en general a través de la página web.

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