Redacción. El Departamento de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente del Gobierno de Aragón ha acogido este miércoles la segunda reunión de la mesa del complejo cárnico, convocada en el seno del foro ‘Aragón, de granero a despensa’. Fruto del compromiso adquirido el pasado 17 de enero por el presidente Lambán, el desafío primordial que se persigue es el de afrontar los retos del sector desde la colaboración público-privada, así como fijar una estrategia común resultado del consenso.
Tras una primera reunión el pasado mes de febrero en la que se consensuaron las cuatro principales líneas de la estrategia, en esta segunda mesa el consejero Joaquín Olona ha tenido un doble objetivo. Por una parte, trasladar la propuesta declaración común que permita abordar una estrategia de futuro para el sector. Y, por otra, tratar la situación derivada del conflicto en Ucrania para consolidar también una postura común de todos los agentes, que será trasladada en Madrid esta misma tarde por el consejero durante la Conferencia Sectorial de Política Agrícola.
En sus declaraciones, Olona ha asumido la necesidad de asumir que el reto del complejo cárnico de Aragón pasa “por consolidar a la Comunidad Autónoma como granero y convertirlo en despensa, no solo de la población aragonesa, sino como un referente de la seguridad alimentaria global”.
En este sentido, el consejero ha trasladado a la mesa una propuesta de declaración en la que el Departamento ha trabajado durante las últimas semanas, recogiendo las inquietudes trasladadas por el sector en la anterior mesa, con doce principios inspiradores que apuestan por la protección de las explotaciones familiares y la ganadería sostenible como pilares esenciales para la supervivencia de nuestro medio rural tal y como lo conocemos; la generación de valor añadido a través de la agroindustria; la productividad como base de la alimentación humana, el reconocimiento social, la economía circular, la innovación y el conocimiento; la integración vertical y el cooperativismo como vías complementarias de acceso a los mercados y de aplicación eficaz del marketing y la comunicación; la calidad diferenciadora, la soberanía y la seguridad alimentaria. Todo ello apostando, por la consolidación de la dimensión exportadora del complejo cárnico, reforzando a su vez nuestra propia producción de cereales y proteínas vegetales al tiempo que reducimos el impacto ambiental.
La agroalimentación, entendida como sistema que aglutina a la agricultura, la ganadería y la agroindustria, junto con la logística, la distribución y los servicios conexos directamente vinculados a estas, representa en Aragón más del 10 % del PIB y más del 12 % de empleo.
“Pronto se convertirá en la principal componente de la economía aragonesa, pero, además, por su propia naturaleza y características, es un vector de cohesión social y desarrollo territorial y se encuentra en la primera línea de defensa del equilibrio medioambiental”, ha apuntado el consejero. En particular, el complejo cárnico, integrado por la ganadería y la industria cárnica, así como por la fabricación de piensos e insumos y la logística de las materias primas y los servicios directamente vinculados, aporta entre el 6 y el 7 % del PIB regional, al tiempo que concentra en la actualidad el mayor potencial de crecimiento y desarrollo de todos los sectores productivos.
El conflicto de Ucrania exige la recuperación de la senda de la productividad, sin renunciar a los grandes retos medioambientales
La segunda parte de la reunión la ha centrado la situación derivada del conflicto de Ucrania. En ella, el consejero ha querido recoger las posturas de los diferentes agentes del sistema cárnico como principal afectado, con el propósito de consensuar la posición de la Comunidad Autónoma a trasladar a la Conferencia Sectorial de Política Agrícola que se celebra esta misma tarde, de manera presencial, en Madrid.
El consejero ha vuelto a insistir en que la PAC no es, ni debe ser, la fuente con la que financiar la política ambiental europea, sino una política agraria que responda con criterios agronómicos, económicos y sociales sólidos a la misión que le encomienda el Tratado de Funcionamiento de la UE (seguridad alimentaria y equiparación de rentas) sin dar la espalda a los retos ambientales que le son propios.
En este sentido también ha vuelto a mostrar sus reticencias hacia la estrategia ‘De la granja a la mesa’ integrada en el Pacto Verde Europeo, apostando por su revisión “porque si antes de la crisis provocada por la infame guerra de Ucrania ya era cuestionable reducir nuestra capacidad productiva como consecuencia de una limitación del uso de la tierra, de los fertilizantes y de los fitosanitarios de manera poco realista e insuficientemente justificada, ahora todavía puede resultar más cuestionable y debería, cuando menos revisarse ante el nuevo contexto mundial”. También ha aludido a “la necesidad de que las instituciones europeas abandonen la senda de la ociosidad e infrautilización de los recursos agrarios y recuperen la de la producción y la productividad agrícola imprescindibles para el desarrollo y no necesariamente incompatibles con una sostenibilidad ambiental ciertamente inviable sin sostenibilidad económica, ni social”.
Olona ha recomendado a quienes ahora más claman por la producción y la productividad que reflexionen sobre la contribución a dichos objetivos de quienes con una mínima dedicación agraria y/o sobre la base de unos derechos históricos, cuya supresión hemos defendido desde el Gobierno de Aragón, seguirán percibiendo ayudas por unas producciones o ganados que hicieron o tuvieron pero que ya no hacen ni tienen.
“Nuestra propuesta ‘Aragón, de granero a despensa’, que pretende fortalecer un sistema agroalimentario que ya alimenta a más de 10 veces la población aragonesa, no se sustenta en la infrautilización de los recursos, pero tampoco en su destrucción. Por eso necesitamos que Bruselas recupere, con la valentía y prudencia necesarias, esa senda de producción y productividad sostenibles por la que apostamos”, ha concluido Olona.
Datos del sector cárnico
La ganadería intensiva es la base del complejo cárnico aragonés, un sistema productivo con un importante potencial de desarrollo económico, social y territorial en la Comunidad.
El valor comercial de toda la producción agrícola y ganadera aragonesa (2020) es de 4.580 millones de euros. De los cuales, 2.892 millones de euros (63 %) son aportados por la ganadería y de ellos, 2.794 millones de euros (96,6%) corresponden a la ganadería intensiva.
La ganadería intensiva aragonesa cuenta con un total de 6.992 explotaciones que suman un total de 1,34 millones de Unidades de Ganado Mayor (UGM). El porcino y el cebo de vacuno concentran el 89,36% del número total de explotaciones y el 89,29 % de las UGM. El tamaño medio de las explotaciones es de 196,88 UGM.
El 79,64 % de las explotaciones intensivas aragonesas tienen menos de 250 UGM y dan trabajo directo a 5.000 personas.
La industria cárnica y la fabricación de piensos suponen los dos tercios de las ventas y algo más de la mitad del empleo de la agroindustria aragonesa. La industria cárnica obtuvo unas ventas de 2.492 M€ en 2019 y la fabricación de piensos 1.560 M€ con 6.155 y 1.559 empleos respectivamente. En 2020, las exportaciones de carne crecieron un 33,86%, alcanzado los 1.721 millones de euros y siendo China el Primer destino. Durante los diez primeros meses de 2021, la exportación de carne en Aragón alcanzó un valor de 1.435 millones de euros con una tasa de crecimiento anual del 4,47 %. La producción cárnica aragonesa está orientada a la exportación y al mercado global resultando determinante para el equilibrio de nuestra balanza comercial.
En el contexto de la economía aragonesa, el complejo cárnico –ganadería, cereales y forrajes, fabricación de piensos, industria cárnica, logística y servicios conexos – supone entre el 6-7% del PIB y del empleo total de Aragón y es uno de los pilares del complejo agroalimentario aragonés que, a su vez aporta más del 10% del PIB y del 12% del empleo, siendo uno de los motores de la economía de la Comunidad.