Redacción. Zaragoza contará antes de que acabe el año con un Plan de Adaptación al Cambio Climático; un documento estratégico en el que está trabajando el Ayuntamiento, a través del Servicio de Medio Ambiente y Sostenibilidad, que permitirá a la ciudad estar más preparada para hacer frente a las consecuencias del cambio climático.
Así lo ha explicado la consejera de Infraestructuras y Medio Ambiente, Patricia Cavero, que ha destacado la necesidad de trabajar en dos líneas complementarias: por un lado, frenando las causas del cambio climático reduciendo las emisiones; y por otro, anticipándonos a sus consecuencias para reducir su impacto en la salud, la economía y el medio ambiente.
‘Estamos a la vanguardia en mitigación, como lo demuestra que hayamos sido seleccionados para la misión europea de las 100 ciudades climáticamente neutras. Ahora queremos ser también un referente en adaptación. Queremos que la ciudad esté mejor preparada para soportar los fenómenos meteorológicos extremos. Una ciudad que en 2030 tenga una planificación urbana más sostenible, con soluciones basadas en la naturaleza, que proteja mejor nuestra actividad económica y, especialmente, la salud y el bienestar de la población’, ha señalado Cavero.
Para ello el Plan de Adaptación plantea actuaciones en cuatro grandes áreas con once líneas de intervención:
salud y vulnerabilidad social
biodiversidad, recursos hídricos, agricultura y alimentación
espacio urbano (planificación, energía, abastecimiento y saneamiento)
innovación e investigación
Calor extremo e inundaciones
La elaboración de este Plan de Adaptación forma parte de los compromisos adquiridos por el Ayuntamiento de Zaragoza dentro del Pacto europeo de las Alcaldías por el Clima y la Energía. Como paso previo, el Servicio de Medio Ambiente y Sostenibilidad ha elaborado en colaboración con CIRCE un estudio de riesgos y vulnerabilidades.
Este estudio concluye que la principal amenaza a las que se enfrenta la ciudad es el calor extremo, con olas de calor cada vez más prolongadas, un aumento de 1 grado de la temperatura hasta 2030 y temperaturas mínimas más elevadas. Todo ello acompañado de periodos más frecuentes de sequía y mayor posibilidad de incendios. Su impacto afecta directamente a la salud y la actividad económica.
El otro riesgo más destacado son las inundaciones, ya que se prevé que aumenten de frecuencia los episodios de lluvia intensos y en poco tiempo y las crecidas de los ríos. La consecuencia son inundaciones en determinadas zonas de la ciudad, cortes de tráfico, del suministro eléctrico, caída de árboles o desprendimientos de tierras.
Un plan de adaptación elaborado a través de la participación
A partir de este estudio de riesgos y vulnerabilidades, el Servicio de Medio Ambiente y Sostenibilidad ha elaborado un documento base con las principales líneas de actuación. Este documento se va a trabajar a lo largo de los próximos meses de forma participada para definir las medidas concretas de adaptación. El objetivo es que esté aprobado a final de año.
Este proceso se va desarrollar en dos fases. El primero comienza hoy y en él van a participar diferentes áreas y servicios municipales e instituciones clave en materia de cambio climático como la AEMET, la Confederación Hidrográfica del Ebro, el Gobierno de Aragón y la Universidad de Zaragoza.
Representantes de todos ellos participan hoy en una sesión informativa y formativa en la que van a intervenir como ponentes Francisco Heras, de la Oficina Española de Cambio Climático o Cristina Linares y Julio Díaz, del Instituto de Salud Carlos III.
La segunda fase del proceso de participación se desarrollará a partir de septiembre a través de la plataforma municipal IdeaZaragoza. El objetivo es recoger las aportaciones de todas las entidades y organizaciones sociales y económicas, instituciones y ciudadanía en general. Ese proceso irá acompañado de sesiones formativas y un trabajo de campo con itinerarios por la ciudad para que todos los interesados puedan conocer las vulnerabilidades y posibles soluciones y con sus aportaciones enriquecer el documento.