Redacción. Las altas temperaturas del verano son un factor a tener en cuenta por su posible influencia en los tratamientos, así como en la conservación de los medicamentos.
La ola de calor que se registra estos días puede influir en los tratamientos farmacológicos, especialmente si estos son crónicos y si se trata de pacientes polimedicados, o de edad avanzada.
Así lo señala el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza, institución que insta a los pacientes a consultar sobre cómo deben utilizar los medicamentos en caso de ola de calor.
Revisar si los medicamentos que se están utilizando pueden alterar la adaptación del organismo al calor y, en caso de que así sea, utilizarlos con mayor precaución.
Consultar al especialista para que evalúe la necesidad de estos tratamientos en términos de beneficio-riesgo individual y suprimir o sustituir los que no sean adecuados ni indispensables.
Evitar la prescripción de antinflamatorios no esteroideos, especialmente nefrotóxicos en caso de deshidratación.
Cuando se prescriba un diurético, se debe verificar que la ingesta de líquidos y de sodio están adaptadas.
Recomendaciones para una adecuada conservación de los medicamentos
En caso de temperaturas externas elevadas, los medicamentos que deben conservarse entre 2 y 8 º C deben utilizarse tan pronto como se hayan sacado del frigorífico.
Los medicamentos que se deben conservar a una temperatura inferior a 25 o 30ºC suelen presentar un límite superior de tolerancia y el rebasar puntualmente estas temperaturas no tiene consecuencia sobre la estabilidad o la calidad de estos medicamentos. No obstante, hay que supervisar también las condiciones de conservación de este grupo de fármacos.
Los estudios de los medicamentos que no comportan ninguna mención especial de conservación demuestran que no se degradan cuando son expuestos a temperaturas de 40°C durante 6 meses.
Algunas formas farmacéuticas (supositorios, óvulos, cremas,…) son bastante sensibles a elevaciones de temperatura. En este caso, no es el principio activo el que es sensible al calor.
Cuando los particulares transportan sus medicamentos, deben aplicarse las mismas precauciones de conservación, utilizando una nevera portátil en el caso de que sea necesario. En cualquier caso, el resto de medicamentos no deben estar expuestos mucho tiempo a temperaturas elevadas como las que frecuentemente se alcanzan en los maleteros o los habitáculos de los coches expuestos a pleno sol.
Medidas preventivas:
Quiénes tienen riesgo de sufrir problemas por el calor:
Todos somos susceptibles de sufrir trastornos ante el exceso de calor, aunque hay grupos de personas que presentan mayor riesgo y deben estar especialmente protegidas, como son:
Personas mayores de 65 años.
Menores de 5 años y sobre todo los bebés.
Personas que lleven a cabo una actividad que requiere mucho esfuerzo físico.
Personas que presentan enfermedades previas, especialmente las que sufren del corazón o de alta presión sanguínea o problemas intestinales u obesidad.
Personas que toman algún tipo de medicación de forma crónica o que consumen una cantidad excesiva de alcohol.
Protección en el hogar:
Durante el día, mantener las ventanas y persianas cerradas para proteger la vivienda del calor.
Aprovechar para ventilar la casa por la noche, cuando las temperaturas han descendido.
El uso de ventiladores puede aliviar hasta cierto punto los efectos del calor, pero no implican un descenso de la temperatura. Para ello puede ser necesario, en su caso, la utilización de aparatos de refrigeración.
Cuidados personales:
Beber agua sin esperar a tener sed.
Evitar todo tipo de bebidas alcohólicas.
Si se está tomando de forma crónica alguna medicación, consultar con el médico.
Evitar las comidas calientes o pesadas.
Usar ropa apropiada: ligera, no apretada, de colores claros y preferentemente de algodón, evitando la ropa sintética.
Utilizar sombrero o gorra para protegerse del sol.
Usar protección para los rayos solares. Unos 30 minutos antes de salir al sol aplicar crema protectora con factor de protección mayor de 15 y repetir la operación a menudo.
Precauciones en las actividades cotidianas:
No es recomendable realizar actividades que exijan esfuerzo físico importante cuando está haciendo mucho calor.
Planear las actividades en la mañana o en el atardecer cuando las temperaturas no son tan altas.
No dejar a niños, ancianos o animales en coches con las ventanas cerradas.
Qué síntomas pueden aparecer por exceso de calor:
El exceso de calor puede ser debido a una exposición muy intensa y corta, o a una exposición mantenida, aunque de menos intensidad.
Los primeros indicios del exceso de calor son: calambres, irritación de la piel o quemaduras, agotamiento y temperatura elevada.
Qué hacer:
Buscar refugio en la sombra o en un lugar con aire acondicionado.
Tomar una bebida no alcohólica fresca, descansar, tomar un baño o una ducha con agua fresca y ponerse ropa ligera.
Si aparecen síntomas de gravedad, como temperatura muy elevada, dolor de cabeza, vómitos y pérdida de consciencia, tratar de conseguir asistencia médica lo antes posible, por los procedimientos habituales (acudir a un servicio de urgencias, teléfonos de emergencia 061 y 112).