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Publicada por Caligrama, editorial del Grupo Lantia, la obra transcurre en diferentes pueblos de la provincia de León, donde la autora pasó su infancia y regresó ya adulta
Con el paso de los años, hay ciertas personas que deciden analizar qué hechos han sido los propulsores de la vida que tienen hoy. Pueden pensar que los acontecimientos surgen por casualidad y que ésta es la clave de su existencia. Esta misma reflexión es la que sustenta la novela de Marian Puente, Destino, publicada por el sello Caligrama, perteneciente al Grupo Lantia.
Destino cuenta la historia de Óscar, un agente forestal (profesión que ahora mismo está, por desgracia, de gran actualidad por su lucha contra los incendios que asolan España país este verano) que, tras perder a sus padres de niño y a su hija, decide volver al pueblo, situado en León, rodeado de naturaleza y tranquilidad. Los días transcurren de forma anodina, mientras compatibiliza su trabajo con su pasión por la pintura y las charlas que le aporta su mejor amigo Tomás.
Un día, cuando Óscar vuelve del trabajo, se encuentra en su casa a una joven con un fuerte golpe en la cabeza. La misteriosa chica no recuerda nada, aunque en su memoria aparecen ciertas imágenes a las que no consigue dotar de significado. Tanto el protagonista como su mejor amigo intentarán resolver el enigma que supone a pesar del peligro al que se enfrentan.
Así comienza una historia que cambiará para siempre sus vidas, atrapados en una situación extraña y, a la vez, muy significativa.
La novela se centra en la importancia de los hechos casuales, que marcan el camino de la vida y permiten centrar el rumbo de la existencia. Además de ensalzar el valor de la paciencia para lograr el objetivo final: la felicidad idílica.
Destino también analiza otros temas, como son la amistad verdadera, el amor, la paternidad, la fortaleza de espíritu y la influencia de los comportamientos humanos.
La autora
Marian Puente (León) es maestra de profesión y vocación. Su vida ha transcurrido en León capital y diversos pueblos de la provincia a los que iba de la mano de sus padres, también maestros, cuando era niña, y a los que volvió transcurridos unos años, ya como profesora. Se ha formado como lingüista y especialista en logopedia clínica y escolar. Escribir es su pasión y lo que le ayuda a mantenerse viva pero también en paz. Aunque, según la autora, lo mejor de su vida son sus dos hijos, dos tesoros de los que aprende cada día y con los que experimenta algo muy cercano a la felicidad.
Fuente Comunicae