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Sustituyen las mallas que se colocan en los aliviaderos de las riberas para reducir los residuos que llegan a los ríos

2022-09-16 Sustitución de mallas

Tulio Vega. Este 16 de setiembre se han retirado para su sustitución las mallas que se colocan en los aliviaderos de las riberas para reducir los residuos que llegan a los ríos. Se estima que el aliviadero del Ebro ha retenido una tonelada de residuos, principalmente toallitas.
La sociedad municipal Ecociudad Zaragoza continúa adelante la puesta en marcha de esta prueba piloto para tratar de reducir la presencia de toallitas higiénicas en los ríos y riberas de la ciudad. Para ello se ha instalado un sistema de planchas metálicas con unas grandes mallas en tres aliviaderos de la red de saneamiento. Estos sistemas actúan como coladores gigantes que retienen buena parte de los sólidos y dejan pasar el agua.

La consejera de Infraestructuras y Medio Ambiente, Patricia Cavero ha explicado que este mecanismo se va a probar en tres aliviaderos de los tres ríos de la ciudad -Ebro, Huerva y Gállego-, y si funcionan se extenderá progresivamente a todos los aliviaderos.

Cavero ha advertido del grave problema económico y medioambiental que suponen las toallitas higiénicas y desmaquillantes pero también los bastoncillos de los oídos, las tiritas, los discos de algodón, los tampones o el hilo dental que muchas personas aún tiran por el inodoro, y ha recordado que se solucionaría simplemente desechándolos correctamente en una papelera.

Todos estos productos contienen fibras que no son biodegradables o que tardan mucho más tiempo en descomponerse de lo que les cuesta recorrer la red de tuberías y llegar a las depuradoras. La consecuencia es que esas fibras se enredan a lo largo de las conducciones provocando atascos e importantes averías.

La red de saneamiento cuenta con diferentes aliviaderos situados, generalmente, en las riberas. Cuando se producen fuertes lluvias su misión es derivar el exceso de agua hacia el medio natural para evitar inundaciones en las calles y daños en las canalizaciones. Cuando eso ocurre, las toallitas y el resto de residuos mal desechados que circulan por esa tubería son arrastrados por el agua junto a colillas de tabaco, plásticos, hojas o arenas que se cuelan por los sumideros.

Estos nuevos sistemas de retención con mallas pretenden reducir la llegada de todos esos sólidos al río. Se estima que cada uno permitirá retener entre 1.500 y 1.800 kilos de residuos después de un episodio de lluvia intensa. De hecho, Ecociudad los va a probar durante todo el verano porque es precisamente la época del año en la que se suelen registrar más precipitaciones de este tipo y cuando más entran en funcionamiento los aliviaderos de la red.

Las toallitas que aparecen en las riberas tienen también un segundo origen: las crecidas del río Ebro que las arrastran desde aguas arriba junto a otros sólidos.

Se ha podido comprobar la cantidad de toallitas que se tiran por los váteres de Zaragoza

Los técnicos de Ecociudad han retirado hoy las primeras mallas, que se colocaron en junio en tres aliviaderos de las riberas: en el parque de San Pablo, en el Ebro; en el Parque Bruil, en el Huerva y en Parque Ríos de Aragón, en el Gállego.

El mecanismo está compuesto por unas planchas metálicas y unas grandes redes que actúan como coladores gigantes, reteniendo buena parte de las fibras no biodegradables. Tras comprobar su buen funcionamiento, vamos a duplicar esos sistemas.

Solo en las cuatro redes retiradas en el aliviadero del Ebro se calcula que se ha retenido en torno a una tonelada de residuos, fundamentalmente toallitas.

La misión de los aliviaderos es derivar el exceso de agua hacia el medio natural para evitar inundaciones en las calles y daños en las canalizaciones. Cuando eso ocurre, las toallitas y el resto de productos mal desechados que circulan por las tuberías son arrastrados por el agua junto a hojas, colillas de tabaco, plásticos o arenas que se cuelan por los sumideros.

Las depuradoras de Zaragoza retiraron más de 360 toneladas de residuos fibrosos el año pasado. Su grave impacto económico y medio ambiental se puede evitar desechándolas en una papelera y no a través del váter.

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