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Qué es un rebranding y para qué sirve

Qué es un rebranding y para qué sirve

La continua actualización y adaptación a las nuevas demandas y los cambios de hábitos de la sociedad es uno de los principales retos a los que se enfrentan las empresas. La búsqueda de mantenerse activo y con las posibilidades de mejora intactas supone un importante trabajo de reestructuración de muchos elementos decisivos en la compañía. El logo, los colores, el propósito o el mensaje, entre otros, son indicadores que están sujetos a los cambios, una acción que puede producirse en todos los sectores industriales, especialmente en aquellos que mantienen una relación directa con el cliente. La industria alimentaria, de ropa, automovilística u hotelera, donde Sercotel es la referencia, son algunos ejemplos de transformaciones en el plan de marketing.

En el mundo empresarial, esta acción tiene un nombre: el rebranding. Consiste en el desarrollo de una estrategia comercial que busca renovar la marca y la imagen de la misma, mediante un cambio total o parcial de aquellos componentes que la identifican. No se trata de crear una nueva imagen, pues el objetivo final es renovar la ya existente, de acuerdo con la búsqueda de mejorar la competitividad en un mercado global y que está cada vez más abierto a nuevas empresas. Si bien la renovación es una acción fundamental y necesaria en las empresas, que se ha ido produciendo durante muchos años (la frase ‘renovarse o morir’ no es del Siglo XXI), el desarrollo de un concepto adaptado a esta necesidad sí que es más reciente.

Cuándo hay que realizarlo

El rebranding responde a diferentes necesidades que pueden producirse y que afectan, en la mayoría de casos, a la respuesta del público hacia la marca. La pérdida de identificación de éste con la firma es un factor decisivo, que pudiera traducirse en una reducción de las ventas. La superación de la fase inicial y la posterior, de ascenso, puede llevar a un momento de declive, en una tendencia natural de muchas empresas. En este punto, hay que buscar soluciones para reactivarse y volver a un nuevo inicio que relance el producto. 

El acceso a nuevos mercados es otro motivo para poner en marcha una acción de rebranding. No todas las audiencias responden de la misma manera, por motivos generacionales o geográficos. El joven español no actúa igual que otro francés ante un reclamo similar. Hay hábitos culturales que se convierten en factores diferenciadores muy importantes, por lo que las empresas deben adaptarse a esta diferencia de criterio. Por otro lado, los cambios comerciales en una firma también son motivo para iniciar un proceso de estas características. La fusión con otras compañías, la compra de nuevas acciones o las alternancias en los equipos directivos, cuando estos representan una parte importante de la imagen, son motivos para buscar una adaptación en la estrategia empresarial.

La posibilidad de realizar una adaptación de este tipo es admitida en todos los sectores empresariales, pues no hay excepción, en un mercado competitivo, de una empresa que no esté sujeta a los cambios en la demanda. Hay algunos ejemplos más característicos, como la industria turística, continuamente condicionada por muchos factores sociales y a nivel global; la restauración o aquel dirigido hacia la venta de ropa.

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