Redacción.- A partir de hoy 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y hasta el 26 del mismo mes, la ciudadanía podrá contemplar, en el Paseo Independencia, la exposición urbana titulada “Las mujeres que fuimos. Oficios femeninos que ya no existen”, una interesante muestra sobre algunos de los oficios desempeñados exclusivamente por mujeres y que hoy han desaparecido. Se realiza un repaso por el mundo del trabajo femenino, que históricamente ha sido de peor calidad y ha estado peor remunerado que el de los hombres.
El recorrido por oficios que ya no existen se inicia con trabajos como los de lavanderas o amas de cría, pasando por el de las sirvientas de antaño, las modistas (chalequeras, pantaloneras, corseteras), o las lecheras y verduleras. También tienen su sitio profesiones como las de acomodadoras y taquilleras de cine, o las vendedoras de pipas o cigarreras. Un lugar especial ocupan las denominadas como “reinas de las varietés”, mujeres que trabajaron en cabarés y salas de fiesta en Zaragoza (de las que hubo tantas) y que han llegado a la jubilación, en algunos casos, en situaciones precarias.
Pero no todos los oficios femeninos eran tan desagradecidos. También se recogen casos como los de las taquimecanógrafas o las telefonistas, que tenían empleos de calidad y estaban bien consideradas en la sociedad.
En la exposición, que ha sido comisariada por la periodista Marian Rebolledo, se recogen testimonios de primera mano de estos oficios, y también los recuerdos de los hijos e hijas de algunas de las mujeres que los desempeñaron. Hablan quienes recuerdan a su madre ejerciendo de estraperlista, o siendo criado por una nodriza, o quienes salieron de la miseria gracias al oficio de su madre tras ser represaliadas tras la guerra civil. Incluso recoge el testimonio de una mujer que gracias a su trabajo salió de una situación de malos tratos en unos años en los que lo habitual era quedarse en casa y aguantar.
Hay un apartado importante de legislación del trabajo femenino, en el que se recogen las situaciones que permitía la ley, como la obligación de dejar el trabajo al casarse, la imposición de convenios con condiciones peores para las mujeres o la política organizada para sacar a las mujeres de las fábricas y oficinas y mandarlas a casa, y también se reseña el trabajo de la Sección Femenina.
Horarios eternos, fraudes en las cotizaciones que se descubren al llegar a la edad de jubilación, la lucha por ocupar un lugar en la sociedad y ganarse la vida son otros de los contenidos de “Las mujeres que fuimos. Oficios femeninos que ya no existen”, que también destaca el trabajo clandestino, el que se hacía en casa para ayudar a la economía familiar y que hoy no tiene ninguna compensación legal.