Redacción.- La Residencia Romareda del IASS ha inaugurado ya el espacio que los usuarios de este centro público han querido denominar “Nuestra Casa”. Se trata de una unidad de convivencia, con capacidad para 22 personas (14 en habitaciones de uso individual y 8, en dobles), que está diseñada como si de un hogar se tratase, y no solo por la decoración y la distribución del espacio, también porque la forma de vida y el modelo de cuidados se personaliza y adapta las necesidades de cada una de las personas que viven en él.
Las obras comenzaron en junio de 2022 y en ellas se han invertido 305.000 euros procedentes del plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia gestionado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030, dentro del programa europeo Next Generation.
“Este espacio que hoy visitamos, la biografía de cada una de las personas que ya están viviendo en él, y el nuevo sistema de trabajo que aquí se aplica es la evidencia de la transformación del sistema en la que estamos inmersos; donde la autonomía, la dignidad y la autodeterminación de las personas es la piedra angular”, ha explicado la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales, María Victoria Broto, que ha visitado la reforma del centro junto a la directora gerente del IASS, Noelia Carbó; el jefe de sección gestión de la calidad de centros y servicios, Mariano Fago; y la directora de la residencia, Cristina Serrano. La visita la han guiado los propios residentes y algunos familiares, que han mostrado las tres estancias comunes de la unidad de convivencia (Salón del Mirador, Salón del Jardín y Saleta del Parque), así como la “Glorieta de la Convivencia” y sus propias habitaciones.
«Estamos inmersos en la transformación del sistema, y en este proceso la autonomía y la dignidad de los usuarios son una piedra angular»
“Los residentes y sus familias se han implicado totalmente en la decoración de sus habitaciones con el objetivo de que sientan este espacio como su hogar”, ha explicado la directora, que ha añadido que “todos los espacios comunes son multifuncionales y van a recibir el uso que las personas que viven en la unidad decidan, adaptándose a sus gustos y preferencias”. Los trabajos de transformación se han llevado a cabo sobre una superficie de 1.168 metros cuadrados. Cristina Serrano ha hecho hincapié en que la apertura de esta unidad “supone un gran reto para el centro y abre la puerta al abordaje de un nuevo modelo de cuidados”.
En la misma línea, la consejera de Ciudadanía ha recordado que el cambio de sistema hacia el modelo de atención centrado en la persona “implica a centros aragoneses gestionados por entidades locales, mercantiles o sociales y es parte fundamental de nuestro Plan del Mayor. Generación de Cambio”. En concreto, en las residencias del Instituto Aragonés de Servicios Sociales, hay proyectos en nueve centros (Borja, Utrillas, Albarracín, Javalambre, Sagrada Familia, Ciudad de Huesca, Hogar Doz de Tarazona y el Centro Asistencial de Calatayud, y –por supuesto- Romareda), que sumarán 20 unidades de convivencia con una inversión de 12,5 millones de euros procedentes de los fondos europeos. A ello se suma la inversión prevista para construir dos nuevos centros residenciales en Aragon, el de Ateca y el de Valdefierro.
Dentro de este proceso es parte fundamental la formación de los profesionales. En el caso de Romareda, la unidad contará con 17 trabajadores específicamente asignados a ella. Además, el jefe sección gestión de la calidad de centros y servicios, Mariano Fago, ha recordado que el proceso de formación a todos los profesionales del sistema público, que comenzó el pasado mes de noviembre, va a llegar a más de 1.200 trabajadores, de los que 200 recibirán un asesoramiento más intensivo. “Se están realizando trabajos en todos los centros, en función de sus necesidades. En todos se ha empezado a trabajar en grupos y con entrevistas con todos los agentes implicados: trabajadores, personas usuarias y familias”, ha detallado Fago. El objetivo, ha subrayado, “es revisar toda la actividad para adaptarla en lo posible a las capacidades, fomentando la autonomía ya la Calidad de Vida”.
La directora de la residencia Romareda ha explicado que las personas que han pasado a vivir en la unidad de convivencia son aquellas que ya tenían sus habitaciones en esta zona y tuvieron que ser reubicadas durante las obras. A ellas, se han unido otros usuarios que, previa valoración del equipo multidisciplinar, se ha considerado que podían adaptarse al espacio sin dificultad.