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FECOMA invitó al sector de las artes escénicas y de la cultura a exponer públicamente sus fortalezas y debilidades para analizar cómo se pueden afrontar desde la Economía Social y fomentar el emprendimiento colectivo en estas áreas
La Federación de Cooperativas y de la Economía Social (FECOMA) de Madrid abordó, en el faro de la Economía Social correspondiente al mes de mayo, el tema de las iniciativas artísticas y culturales en la Economía Social.
El espíritu del encuentro organizado por FECOMA fue el de escuchar al sector, detectar sus amenazas y oportunidades, aprender de ellas, y ponerse a su disposición para impulsar en este ámbito el emprendimiento desde la Economía Social.
«Hemos convocado este encuentro para escuchar al sector, y para hacer que las familias cooperativas y de la Economía Social se acerquen al sector artístico y cultural», anticipaba José Vidal García, director gerente de FECOMA, que moderó un encuentro en el que participaron Elena Mejía, en representación de la Sociedad Cooperativa de Escritores Independientes Ediciones Proust, fundada en 2015; Alberto García Vidal, portavoz de El Curro DT; José Luis Viñas, gerente de ASALMA, y Juan Luis Hidalgo, en representación de Artemus S. Coop. Mad.
Alberto Garcia recordaba en el faro que «la nuestra es una de las entidades más longevas dentro del cooperativismo». Sin embargo, también opinó que «no siempre es una fórmula que soporte bien el paso del tiempo».
Asimismo, el portavoz de El Curro DT destacaba que el mundo de la cultura, y de las artes escénicas en particular y más concretamente el de las salas alternativas, que es el que representa mayoritariamente El Curro DT, está asociado a un modus operandi cercano a la administración pública. «La vocación de nuestros proyectos suele ser de servicio público y, de hecho, el porcentaje de nuestra actividad financiado con fondos de las administraciones llega al 70%», señalaba. Pero, paradójicamente, el de las artes escénicas es un sector que, pese a estar acostumbrado a dialogar con lo público, no siempre se ha acercado a la economía social, «quizá por desconocimiento», señalaba ayer García.
Por eso, El Curro DT, desde las estructuras asociativas que acogen al sector de las artes escénicas lleva «una década reivindicando que existan cooperativas artísticas».
Alberto dió las gracias a FECOMA y a COOPERAMA porque, finalmente, en la redacción de la nueva ley de cooperativas que entraba en vigor el 28 de abril, «tuvimos la oportunidad de explicar nuestro caso, y el texto recoge bien el testigo».
Ahora ha llegado el momento de convertir esta oportunidad en cooperativas reales. «Hay una parte del sector, muy atomizada, que no siempre tiene la regularidad deseable en el trabajo y que está asociada a la precariedad laboral. La economía social abre la posibilidad de cooperativizar los recursos para poder tener una vida digna laboralmente hablando», explicaba.
De acuerdo con su exposición, la principal fortaleza del sector, según el portavoz de El Curro DT, es su creatividad, puesto que la acciones que se emprenden «van a suceder sí o sí, ya sea dentro de un marco empresarial o meramente vocacional, es decir, que hay algo que cooperativizar». En cuanto a las debilidades, García calificó como la principal, precisamente, la de la precariedad laboral.
Elena Mejía explicó que Escritores Independientes Ediciones Proust aúna a más de un centenar de escritores de toda España que han creado un sello editorial, un sistema de distribución propio, y que también organizan sus propios eventos para promocionar los libros de los cooperativistas. «Se trata de un sector muy complejo y por lo tanto, nuestra aventura cooperativa ha sido agridulce», contaba Elena. La principal barrera que han tenido que que derribar ha sido, en palabras de la propia Elena, «la del ego del artista», es decir, la de «crear la conciencia de agrupación, de solidaridad y de trabajar todos para todos; pero lo hemos conseguido», señalaba orgullosa.
Elena afirmó que una de las fortalezas del sector es que «ahora es mucho más accesible la promoción, contando con aliados como las RRSS o Amazon». Y, como debilidad, «el monopolio de las grandes editoriales que lo acaparan todo», en alusión a que un sello editorial pequeño «no puede ni soñar que en el escaparate de una librería tenga protagonismo una de nuestras obras, puesto que están comprados por estas empresas».
En el sector artístico y cultural, además de cooperativas, también hay sociedades laborales que tienen un papel relevante.
Precisamente por eso, ASALMA, la asociación que defiende promociona y representa las sociedades laborales en el ámbito de la Comunidad de Madrid, también estuvo presente en este Faro de mayo. «Hemos constituido y actualmente estamos asesorando a diferentes tipos de entidades mercantiles que enfocan su actividad al sector artístico y cultural: productoras que trabajan para Telemadrid o editoras de libros de autores independientes», señalaba José Luis Viñas de ASALMA.
José Luis explicó que éstas suelen ser empresas de un tamaño amplio, con una gestión ordenada por parte de sus socios, con una apropiada definición de funciones y responsabilidades, con buena facturación y con un crecimiento en el empleo significativo, que repunta, además, después de la pandemia.
El representante de ASALMA afirmó que la fortaleza de este tipo de empresas es el grado de implicación de los socios con el proyecto. «Lo sienten como propio, es su creación, dedican todos sus esfuerzos a que sea sostenible a corto, medio y largo plazo, generando empleo estable y de calidad», señalaba. Y como debilidades, recordó que las empresas de economía social tienen su talón de Aquiles, por lo general, en la gestión del día a día, así como la intermitencia a la que está sujeta su actividad.
Por último, Juan Luis Hidalgo, portavoz de Artemus, sociedad cooperativa que tiene por objeto crear y consolidar puestos de trabajo mediante la realización de actividades formativas de música, danza, artes escénicas y oficios artísticos en general de nivel elemental, profesional y superior, explicó que la principal fortaleza esta cooperativa es la calidad de la formación que imparten sus profesionales. «Sucede que, un solo alumno recibe clases de un artista que, por la tarde, da un concierto en el Teatro Real, añadiendo a la formación la gran experiencia de vida que tienen todos estos músicos», argumentó.
Juan Luis señaló como debilidad algo que ya habían comentado también sus compañeros de mesa, y es que las escuelas de música dependen en exceso de las licitaciones, algo que genera inestabilidad laboral. «No se sabe qué va a pasar el año que viene, cuántas escuelas vamos a poder gestionar en el futuro cercano, y, por lo tanto, hay una falta de continuidad en la fuente del empleo».
El Faro de la Economía Social de Madrid tiene su ubicación en ‘La casa encendida’ centro cultural de gran prestigio situado en pleno centro de la capital, perteneciente a la Fundación MonteMadrid, y llevan a cabo gracias al patrocinio y colaboración de la Fundación MonteMadrid, la Fundación GSD, SERYES y con la cofinanciación de la Comunidad de Madrid.
Fuente Comunicae