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El explorador Kitín Muñoz condecorado con la Cruz de Oro Naval, arropado por el doctor Manuel de la Peña

/COMUNICAE/

En una solemne cena de gala celebrada el pasado mes de junio, la Real Liga Naval Española, una institución centenaria, condecoró a Kitín Muñoz con la Cruz de Oro Naval. También fue condecorado, entre otras autoridades, el almirante José María Treviño Ruíz, en situación de reserva y que en su día fue el representante militar de España en la OTAN

Kitín Muñoz estuvo acompañado, una vez más, por el doctor Manuel de la Peña, con el que mantiene una estrechísima amistad y al que llama «compañero guerrillero». De la Peña es académico, profesor de cardiología y presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social. De la Peña subraya que a Kitín su pasado de Boina Verde le ha permitido desarrollar un espíritu de explorador, poner en valor su coraje, valentía y disciplina para cruzar océanos en balsas de juncos o bajar el Nilo en piragua.

El explorador, casado con la princesa Kalina de Bulgaria se ha desplazado a Madrid para recibir esta condecoración Naval que se suma a los muchos reconocimientos que está recibiendo por su admirable labor como «Embajador». Como él mismo señala «es un reconocimiento a mis expediciones de arqueología experimental de navegación primitiva, y significa un gran honor y apoyo».

Kitín es Cónsul Honorario del Reino de Marruecos, nombrado personalmente por el Rey Mohamed VI.

Desde hace más de 25 años es miembro de The Explorers Club, el centro mundial de la exploración, una importante organización de investigación y exploración, nacida en Nueva York en 1904. En ella precisamente acaba de ingresar su entrañable mujer, Su Alteza Real la princesa Kalina, apadrinada por el astronauta Richard Garriott y su mujer Laetitia, socia de Elon Musk.

El navegante y explorador español Kitín Muñoz fue nombrado Embajador de Buena Voluntad de la UNESCO en abril de 1997, en virtud de su compromiso con la promoción de las culturas indígenas y las obras maestras del patrimonio de la humanidad. En este sentido subraya que «siempre hace llamadas de atención internacional sobre los peligros de la destrucción ambiental y cómo se impone el ‘progreso’ a las culturas indígenas y sus formas de vida».

El yerno del rey Siméon de Bulgaria añade: «me alisté voluntario en la Compañía de Operaciones Especiales. Cuando juré bandera, besé la enseña nacional, como el que besa al amor de su vida. Con gran emoción, me comprometí con España, mi patria; con los españoles, mis compatriotas. «Si preciso fuera», dije entonces, «entregaría mi vida en defensa de España».

El Ejército le vuelve a llamar 43 años después. El Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), le ha nombrado Embajador del Ejército.

Junto con su camarada, amigo e instructor el comandante retirado Terencio Pérez, publicó el libro ‘Boinas Verdes Españoles’ (Galland Books), donde se recogen 30 relatos en los que soldados españoles, hombres y mujeres, se jugaron la vida en zonas de conflicto.

Kitín Muñoz subraya que «los mandos de Operaciones Especiales me enseñaron valores que llevo grabados en lo más profundo de mi alma de soldado y que aún hoy guían mi vida. Comprender el significado de las palabras, lealtad, solidaridad, generosidad, disciplina, sacrificio. Los Boinas Verdes también me enseñaron a vivir en la naturaleza y de la naturaleza, a cuidarla».

Kitín «el guerrillero», como él mismo se define, señala que «el entrenamiento de boina verde le ha servido para superar todas las adversidades que ha tenido en su vida, sobre todo, en la capacidad de sufrimiento y de superación. Aprendí disciplina y austeridad». Por eso siempre pronuncia una máxima: «cuando el cuerpo te dice basta, la mente te dice adelante».

Una de las hazañas del explorador fue cruzar el océano Pacífico: «he hecho cuatro expediciones en balsa. He navegado en total más de 25.000 kilómetros en balsas primitivas, con 37 tripulantes de tribus indígenas en las tres balsas Mata-Rangi, y cuatro españoles, en mi primera balsa, la balsa Uru».

Kitín relata que «en la isla de Pascua, viví 5 años preparando la Expedición Mata Rangi, recibí la visita de los Reyes de España, que viajaron para darme su apoyo y cuatro meses después la del Príncipe de Asturias, que se quedó a dormir en el campamento en la playa de Anakena. Después de todo esto, mi tripulación indígena y yo sufrimos un dramático naufragio».

«Estuvimos tres días en medio del océano esperando el rescate, que no llegaba nunca. Fue una gran lección de vida y una gran experiencia, que una vez superada, te hace más fuerte y humilde».

Kitín mantiene una excelente relación con su suegro, el rey Simeón de Bulgaria: «con el rey Simeón, es imposible no tener buena relación. La educación está en su ADN. Es un rey y un hombre bueno».

Kalina de Bulgaria y Kitín Muñoz están ahora inmersos en los preparativos de un viaje a la Antártida: «estamos centrados en el estudio y análisis de las aguas del océano Antártico, como proyecto del programa de Naciones Unidas».

Y sobre los retos que espera lograr en el futuro apunta a uno muy especial: «una expedición en familia en balsa por el Pacifico. He esperado a que nuestro hijo Simeón, fuera mayor; ahora que acaba de cumplir 16 años, empiezo a soñar con hacerla». Kitín Muñoz, que mantiene una antigua amistad con Felipe VI, destaca su gran cualidad: «es un gran Rey».

Fuente Comunicae

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