Redacción. El 16 de diciembre de 2004 el Bureau Internacional de Exposiciones designó a Zaragoza como sede de la Exposición Internacional de 2008, dedicada de forma temática al agua y al desarrollo sostenible.
Durante los tres meses del verano de 2008 en que permaneció abierta al público, Zaragoza ocupó un lugar destacado en el panorama internacional, recibió la atención de los más destacados medios de comunicación de todo el mundo, atrajo al recinto del Meandro de Ranillas a cinco millones y medio de visitas para conocer y disfrutar los pabellones de los 106 países participantes. Pero la Expo 2008 posibilitó la transformación y modernización de la ciudad, especialmente en al ámbito urbanístico y de las infraestructuras.
Además de integrar el Meandro de Ranillas en la trama urbana para uso público y ciudadano, la Expo permitió la recuperación de 70 kilómetros de las riberas del Ebro y de los otros cauces fluviales de la ciudad (Huerva, Gállego y Canal Imperial), el cierre del Tercer y del Cuarto cinturón, la construcción y entrada en servicio de nuevos accesos y conexiones viarias, la construcción de 24 nuevos puentes y pasarelas, 8 de ellos sobre el Ebro, la renovación y mejora del Aeropuerto, la renovación y mejora de la movilidad y del transporte público, incluida la construcción de 111 kilómetros da carriles bici, y el incremento de las zonas verdes de la ciudad, que prácticamente se duplicaron, pasando de 4,5 a 10 millones de metros cuadrados.
Pero el principal legado de la Expo 2008 para Zaragoza fue, sin duda, el reconocimiento, la autoestima y la apreciación positiva de su ciudad que supuso para los zaragozanos, y la demostración fehaciente de que, cuando se acomete un proyecto común desde el consenso institucional, político y ciudadano, los resultados son espectaculares.