Nerea Beatove. El artista Jesús Monge inaugura una exposición de pintura en la que recrea espacios donde lo más importante no son los edificios sino el contexto. “Lo que quiero conseguir es la atmósfera, el sentimiento que la obra pueda provocar en el espectador”, afirma Monge.
La lejanía en el horizonte del paisaje, el recogimiento que produce un día de niebla, el romanticismo de una visita a un canal cualquiera de Venecia, o los diáfanos espacios de las playas gaditanas con la marea baja son algunos de los momentos que Monge recoge a través de su pintura y que podrá disfrutarse hasta el 10 de enero, en la calle Isaac Peral, 1 (Zaragoza).
En esta muestra el artista hace un cambio de registro, incorporando las figuras de Adán y Eva, esta vez en versión africana. “La idea me surgió después de ver un reportaje de la migración del homosapiens al resto del mundo partiendo de África», explica el zaragozano.
Fue después de contemplar los cuadros de Durero en el Museo del Prado cuando el artista pensó que en que en el caso de haber existido Adán y Eva, tenían que haber sido de raza negra. «Era un ‘run run’ que me obsesionaba y no pude evitar pintar a estos personajes», añade.