Cristina Pérez. / Raquel Salvador es una zaragozana que vive entre microscopios de alta resolución, análisis de moléculas y artículos profesionales. Un beca Erasmus le abrió las puertas de un laboratorio alemán, país en el que posteriormente comenzó un doctorado en un grupo llamado ‘Biofísica de membranas’. Allí tuvo la oportunidad de colaborar con un grupo que desarrolló una técnica que permite manejar microscopía de fluorescencia de alta resolución, a la que le han dado el Nobel de Química este año 2014.
En esta entrevista, Raquel nos explica lo que ha supuesto para ella poder colaborar con estas personas a las que les han dado este reconocimiento de tanto prestigio y nos cuenta también en qué pueden ayudar sus investigaciones a los ciudadanos.
-¿Qué supone para ti trabajar con un equipo de personas que han recibido el Nobel de Química?
-Cuando me enteré de que habían conseguido este gran reconocimiento, para mí fue una alegría muy grande porque ahora mi trabajo se acerca más a la gente, lo puedo explicar con más facilidad. Ver que en los medios explican al público general lo que tú haces es muy bueno de cara a poder optar a un trabajo y es un gran punto a favor en mi currículum haber trabajado con gente a la que le han dado un Nobel. A nivel científico es también muy positivo para mi equipo y para mi proyecto de doctorado, en el que, como en todos, las publicaciones tienen un gran peso y poder enviar artículos sobre dos técnicas que han recibido un Nobel ayuda mucho a que pueda ser publicado. Quizás nuestro grupo de investigación no sea tan llamativo como otros con proyectos que se centran en investigación aplicada a enfermedades concretas, pero nosotros trabajamos en algo que es la base de todo: conocer el mecanismo de acción de las proteínas que regulan procesos celulares directamente relacionados con el desarrollo de enfermedades.
-Explícanos un poco más a fondo a qué se dedica tu grupo de investigación.
-Somos el grupo de Ana García Sáez, nos llamamos ‘Biofísica de membranas’ y lo que hacemos es estudiar una familia de proteínas que se encarga de regular la muerte de la célula. El principal foco de actuación son las mitocondrias. Las mitocondrias son orgánulos que dotan de energía a la célula, son como su motor. Estas proteínas actúan todas juntas, son como una familia y se encargan de decidir si una célula muere o no. Tiene que haber un equilibrio. Si hay muchas células que se mueren, no tienes energía y, si crecen demasiado, puedes tener tumores. Por ello, las mitocondrias son muy importantes para la regulación de los procesos que actúan en la célula y también son el foco de actuación de muchas terapias contra el cáncer. Nosotros nos encargamos de estudiar la estructura que adoptan estas proteínas en la célula al nivel de moléculas individuales, analizar cómo actúan y cómo interactúan unas con otras.
-¿En qué puede ayudar directamente a las personas vuestras investigaciones?
-Puede ayudar a entender cómo se conectan las moléculas dentro de la célula para ver cómo actúan en las distintas enfermedades. Saber cómo funciona una célula es la base de todo el cuerpo humano y sirve también para estudiar las enfermedades y, posteriormente, su posible cura.
-¿Cómo surgió la oportunidad de colaborar con un Nobel?
-Para todo el trabajo que realizamos en el grupo de investigación, necesitamos herramientas microscópicas que tengan un nivel mínimo de nanómetros. Necesitamos microscopia de alta resolución y a esa técnica es a la que le han dado el Nobel. Hay dos técnicas diferentes: una que se llama STED y otra que se llama ‘Microscopía de moléculas individuales’. Se basan en diferentes principios pero las dos han conseguido romper la barrera de esos 200 nanómetros de resolución que tienen los microscópicos de fluorescencia habituales. Y, casualmente, mi proyecto de doctorado se basa en estudiar por microscopía de alta resolución estas proteínas que regulan la muerte celular. Para ello, en Heidelberg intentábamos colaborar con gente y uno de los colaboradores con el que hacíamos STED es el grupo al que le han dado el Nobel.
-¿Cómo es tu día a día?
-Nosotros no tenemos un horario fijo, entras cuando quieres y sales cuando puedes. A mí me gusta ir pronto a trabajar, me concentro más por las mañanas. Hay días que sales antes y otros más tarde, hay bastante flexibilidad. Estoy siempre haciendo experimentos, analizando las fotos que hago en el microscopio y escribiendo artículos y proyectos.
-Estos experimentos, muchas veces, no ofrecen resultados válidos o no salen bien ¿Cómo se lleva eso?
-A veces es un poco frustrante porque un experimento no es que tenga que salirte bien una vez, sino que al menos tiene que salirte bien tres veces para que tenga validez. Lo que suele pasar es que algo sale una vez y ya está. Es un poco frustrante porque dedicas una semana a preparar algo y al final puede que no salga. Por el contrario, en el momento en el que te sale una cosa, aunque sea pequeña, te pones muy contenta. Lo bueno es que no trabajas solo, sino en un grupo, entonces si a ti te sale algo mal siempre tienes a alguien que te apoya y te ayuda. Es importante tener a alguien que te guía, tanto cuando las cosas salen bien como cuando no.
-¿Por qué te fuiste a vivir a Alemania?
-Yo estudié Bioquímica en Zaragoza y, en el último semestre, me mudé a Heidelberg (Alemania) a hacer un Erasmus. Pero en vez de ir a dar clases a la Universidad lo hice solo de prácticas. Estuve en un laboratorio haciendo prácticas y aprendiendo con un proyecto pequeño. Después de acabar esos 6 meses, cuando terminé la carrera, me dieron una beca Leonardo y continué en ese mismo laboratorio un año más. Estuve en total año y medio allí. Y después, cuando ya no sabía qué hacer, me ofrecieron empezar el doctorado en otro laboratorio completamente diferente, y ahí es donde he estado otros tres años.En enero de este año nos trasladamos a otra ciudad, Tübingen, porque a mi jefa le ofrecieron un puesto fijo de profesora y nos mudamos todo el grupo allí.
-¿Qué es lo que más echas de menos de Zaragoza?
-Echo de menos el ambiente de salir a la calle y la alegría de la gente y, aunque parezca un tópico, la comida. Me encanta la comida española, el pescado, la verdura…
-¿Volverías a Zaragoza?
-No. Tengo un contrato hasta este verano pero hay posibilidades de alargarlo. Quizás posteriormente pida otra beca corta para irme a otros lugares del mundo, como Estados Unidos. No estoy segura si quiero seguir en la academia o irme a una empresa, de lo que sí estoy segura es de que quiero seguir en la ciencia pero no veo que en Zaragoza, ni España en general, se haga nada para apoyar a la ciencia. No estoy de acuerdo con cómo se está llevando el apoyo a la ciencia y cómo se está gestionando la investigación. No se están dando en el país las prioridades a lo que se tiene que dar. Yo sé que, esté donde esté, tengo aquí a mis amigos y familia y puedo volver pero no me veo, por ahora, viviendo aquí otra vez.
-¿Qué diferencias ves entre la cultura española y la alemana?
-Muchas. En Alemania, como en todos los sitios, hay cosas buenas y malas. Tienen, como suele decirse, la ‘cabeza cuadrada’ las ideas muy fijas y son muy disciplinados. Tienen horarios de basuras muy muy estipulados, horarios de no poder hacer ruido… Hay también mucha burocracia para todo. Como dato positivo, en el tema de las becas y los estudios, en Alemania puedes asegurarte un puesto durante un período de tiempo más largo. En España las becas suelen ser de un año renovables por otro período, mientras que aquí me la aseguraron para tres años. Sin embargo, aunque digan que los españoles gritamos mucho y somos más alocados, los alemanes cuando están en un bar o salen, también se animan, bailan y elevan la voz. En cuanto a las relaciones personales, es fácil hacer amigos pero no que confíen en ti de primeras. Los españoles somos mucho más espontáneos que ellos.
-¿Qué imagen has percibido que tienen ellos de los españoles?
-Mucha gente todavía tiene la imagen de que trabajamos poco y nos echamos la siesta. Cuandoles cuentas que en España las tiendas están abiertas hasta las 10 de la noche, se quedan alucinados, Allí, en general, anteponen su interés personal al del cliente. En España ese servicio al cliente lo tenemos mucho más arraigado. También tienen la concepción de que en España sólo hay sol y calor, cuando les cuentas que hay pistas de esquí también alucinan. Les encanta nuestra cultura y nuestra comida.
-¿Qué has aprendido durante estos años?
-En lo profesional he aprendido que siempre tienes que seguir estudiando y buscando oportunidades. Muy pocas veces alguien va a llamar a tu puerta y ofrecerte algo estupendo. En el mundo profesional el hacer contactos y el intentar aprender continuamente es de lo más importante. En lo personal he aprendido que no tienes que estancarte en un sitio. Que en un momento dado puedes pensar que lo tienes todo y que nada puede hacerte más feliz pero descubres otro lugar, con otra gente, que amplía tu círculo y que te hace todavía más feliz.
-¿Compartes con nuestros lectores una buena noticia?
-Que el deporte femenino este año ha estado en la cresta de la ola y creo que poco a poco se está saliendo del monopolio del fútbol y se está dando una oportunidad a otros deportes, en particular al deporte femenino.