Marta Plano. / 1989 ha pasado a la historia como un año protagonizado por revoluciones y hechos tan significativos como la caída del Muro de Berlín. En este clima marcado por los cambios, un grupo de empresarias que encontraron grandes dificultades para participar en las plataformas que no hacían distinción de género decidieron crear una organización dedicada exclusivamente a las mujeres empresarias.
De este modo nació ARAME, la Asociación Aragonesa de Mujeres Empresarias, que hoy cuenta con más de 110 asociadas. Su presidenta, María Jesús Lorente, señala que aunque la cifra exacta es difícil de conocer, la Cámara de Comercio y el Instituto Aragonés de la Mujer han publicado que entre el 30 y el 40% de las empresas que desarrollan su actividad en Aragón están lideradas por mujeres.
Dejando a un lado estereotipos anticuados, la presencia de las mujeres empresarias es más que evidente en todos los sectores de la comunidad aragonesa. ARAME cuenta con asociadas, es decir, mujeres empresarias, que dirigen tanto pequeñas empresas como grandes compañías con más de 200 trabajadores a su cargo en sectores como la automoción, el deporte, la bioquímica, la energía, la ingeniería o la arquitectura, entre muchas otras.
La presidenta de ARAME destaca que lo que más caracteriza a estas empresarias aragonesas es “que ante todo creen en ellas mismas y en que pueden llevar a la realidad sus proyectos y sueños. Las ganas, el entusiasmo y la fuerza que ponemos las mujeres empresarias de Aragón está por encima de la media”.
El objetivo principal de la Asociación Aragonesa de Mujeres Empresarias es precisamente visibilizar ante la Administración y la sociedad en general la labor de estas profesionales a través de reuniones, charlas y coloquios. Otro punto de acción importante de ARAME es mantener un contacto directo y continuo con los despachos políticos y agentes participantes en el mundo empresarial para trasladarles sus necesidades y reivindicaciones.
Dos de los temas de mayor actualidad que afectan a las mujeres en sus puestos de trabajo son la conciliación laboral y familiar y la brecha salarial. En cuanto al primer asunto, Lorente indica que “hay que diferenciar entre la conciliación personal, ya que si no conciliamos con nosotras mismas difícilmente vamos a conciliar con nuestros empleados, y la conciliación a nivel empresarial. A mí particularmente me molesta mucho cuando me dicen que las empresas lideradas por mujeres entenderán mejor la conciliación, y yo siempre pregunto que por qué. Hacienda y la Seguridad Social nos exige lo mismo que a nuestros compañeros empresarios. Hay temas que pertenecen a la sociedad, como es el estereotipo de que las mujeres deben cuidar de niños y mayores, que tienen que resolverse desde el ámbito de la familia, no desde la empresa”.
Por otro lado, Lorente aclara que se ha hablado mucho sobre la brecha salarial pero que los convenios colectivos no discriminan salarios entre géneros, con lo que el problema principal no es este. Según Lorente, el gran problema radica en el tipo de contrato, puesto que las mujeres ocupan puestos a tiempo parcial en mayor proporción que los hombres. “Que directamente se asignen contratos a tiempo parcial a las mujeres y los hombres cuenten con mayores pluses sí que es un problema que nos preocupa, de aquí es de donde surgen las diferencias”.
ARAME se financia a través de las cuotas de las asociadas, de 10 euros al trimestre durante el primer año y de 20 euros cada tres meses a partir del segundo, además de contar con una pequeña ayuda del Ayuntamiento de Zaragoza.
Para María Jesús Lorente, presidenta de ARAME, “es importante que las mujeres empresarias se asocien, dado que no podemos pensar que todo nos viene dado. Tenemos que implicarnos y participar en la sociedad civil para llamar a la puerta de los políticos para que conozcan nuestras peticiones y trasladarles los asuntos de interés. Las mujeres lideran muy bien empresas del sector aeronáutico y los hombres empresas del sector servicios. No hay trabajos para hombres y trabajos para mujeres”.