Nerea Beatove./ Los creadores de ‘cañas’, la primera webserie zaragozana emitida en Youtube, acaba de estrenar su segunda temporada. Después del éxito de los ocho primeros capítulos y más 10.000 visitas que recibió la webserie en la primera temporada, no sólo desde España sino desde otros países como Reino Unido, Portugal, Argentina o Brasil, el equipo formado por actores y alumnos de la escuela Municipal de Teatro vuelve a sorprender con nuevas interpretaciones, y como no podía a ser de otra manera, lo hace alrededor de las ‘cañas’.
Empujados por sus ganas e ilusión por dedicarse al mundo de la interpretación, estas jóvenes promesas protagonizan nuevos episodios cargados de crítica, humor y diálogos realistas.
Conocemos un poco más sobre la profesión del actor, con Guilherme Oliveira y Roberto Millán, que nos cuentan sus inicios en la webserie ‘cañas’ y algunos de los detalles más curiosos de sus interpretaciones en esta segunda temporada.
–Guilherme, ¿cómo surge la idea de crear ‘Cañas‘?
–(Guilherme) La cosa empezó cuando estábamos en la Escuela de Teatro con la necesidad de hacer algo más allá. Cañas está influenciado por una película, ‘Coffe & Cigarrettes’ de Jim Jarmush, que sobre todo trata de personas que conversan echando un cigarro. Para trasladar esto a España pensé en adaptarlo y cambiar los cigarros por las cañas. Es normalmente en ese momento de descanso cuando la gente discute temas, de trabajo, de deportes, de política…Y a raíz de eso empecé a escribir una serie de pequeños cortometrajes. Ahí surgió la serie cañas, intentando valorar sobre todo el diálogo, las relaciones de esas mismas personas con el arte dramático, y siempre buscando conversaciones conectadas a las cañas.
-¿Cómo un brasileño se atreve a rodar una webserie 100% zaragozana?
–(Guilherme) Llevo aquí cinco o seis años. Yo estaba en Lisboa estudiando cine, pero me vine a España. Tenía ganas de salir de Portugal, porque si en España nos agobiamos, allí más aún. Lo cierto es que cuando llegué a Zaragoza no conocía nada de aquí excepto a Diego Milito, Oliveira, Cafú (se ríe) y la verdad es que me sorprendí. A nivel de enseñanza la escuela está muy bien, otra cosa es cuando sales a la calle y ves que es complicado. Muchos no tenemos la posibilidad de irnos a hacer castings a Madrid o Barcelona, por eso cañas, nos sirve como experiencia y material para nuestros videobooks. La experiencia siempre es importante porque cuanto más rodaje tienes, más aprendes y en esta profesión se aprende cada día.
-¿Cuántos actores comenzasteis con el proyecto y cuántos sois ahora?
–(Guilherme) Un montón. Cañas ya éramos demasiada gente, 13 actores más o menos más el equipo técnico. Ahora somos unos 25 actores más editores, técnicos, cámaras, sonidos, luces… un equipo de casi 50 personas. Es una pasada.
-Es una serie que parece muy espontánea, pero en la que imagino, todo pasa por el papel.
–(Guilherme) Sí, en el papel lo defines todo, sobre todo el cuanto vas a gastar. Como no tenemos recursos tenemos que adaptarlo todo a la nada. Eso mola pero no es posible. El capitulo 3 que estrenamos la pasada semana por ejemplo “la guerra”, tuvimos que comprar las armas, la comida, pedir prestados los trajes…estuvimos rodando unas 5 horas en Movera, pero sí que es fundamental lo que está en el papel porque es lo que va a definir y nos va a guiar en la serie.
–Lo que queda claro es que todo gira en torno a las cañas, ¿sois aficionados a la cerveza?
–(Roberto) Sí, nos encanta beberla y tirarla. No todo el mundo el mundo sabe tirar bien una caña (se ríe).
-Roberto, tú que has estado mucho tiempo trabajando detrás de la barra, habrás presenciado un montón de conversaciones, ¿es esto un punto de inspiración para vuestro diálogos?
–(Roberto) La verdad que sí, surgen ideas interesantes porque me han sucedido cosas bastante extrañas. Recuerdo una vez que estaba trabajando en un pub de doctor cerrada, y llegó una pareja. Un hombre con una cámara de unos 50 años y una mujer con un abrigo largo. Fui a atenderles, les llevé la carta de los cocteles y entonces ella me dijo, ‘¿te importa que nos hagamos unas fotos?’. Estaban en una mesita retirada y no había nadie más en el bar, yo le dije que no había ningún problema. ¿Pero, me las puedo hacer así?, me dijo. Se abrió el abrigo e iba totalmente desnuda. Entonces yo avisé a mi jefe y su respuesta fue “hombre haberme avisado para verlo yo también”. Y allí estuvieron haciéndose fotos.
-Acabáis de estrenar vuestra segunda temporada, ¿qué novedades presenta?
–(Guilherme) El espíritu crítico sobre todo. En esta segunda temporada he intentado además de mostrar los problemas que hay en el mundo de la interpretación, en el cine y en el teatro, que cada capítulo fuera más generalizado. El primero trata del arte, el segundo de la nada, la guerra, en la que se muestran nuestras propias guerras, en la que no nos damos cuenta de que nuestro enemigo a veces puede ser nuestro propio compañero.
El próximo capitulo trata de los castings, yo odio los casting porque buscan un perfil, y es curioso que te pegas estudiando cuatro años y luego es la gente del mundo audiovisual la que te dice si vales o no vales con la excusa de «busco una imagen». Y desde entonces partiendo de esa premisa, la serie es mas agresiva, mas crítica sobre cosas que suceden. Siempre hay temas para seguir hablando de esas cosas como por ejemplo el actor de ‘El Niño’, que protagonizó la película sin formación, y con eso no estamos de acuerdo porque es intrusismo. Aprovechamos esta temporada para dejar esos temas en el aire y que se denuncien.
–(Roberto) Hay una palabra que es espeluznante para la interpretación que es la ‘naturalidad’, recuerdo hace unos años leí un artículo de Mario Vargas Llosa y hablaba sobre la naturalidad. El ya notaba este ‘tufillo’ de mala actuación en la televisión. Y es cierto porque ha habido en muchos sitios que me han pedido ser natural, no sé si querían que hiciese de yogur, no lo entendía muy bien. Un actor natural sigue siendo natural en el siguiente sitio, y sigue siendo natural sin ningún tipo de técnica ni transformación. A mí lo que me gusta es salir de mí. Roberto llevo treinta y tres años siendo, ya lo soy todos los días, me gusta actuar en los escenarios, ser un asesino, un cabrón, un calzonazos…esta supuesta naturalidad ha bajado la calidad del mundo de la interpretación.
-Los diálogos que pueden girar en torno a una cerveza son tan variados como espontáneos, y en vuestra serie sobre todo tratan de “vivir del arte”, ¿es difícil?
–(Guilherme) Es difícil vivir de ser actor, director, y todo lo que tenga que ver con este mundo, pero yo intento ser positivo y que esto se refleje en los capítulos, creo que con la insistencia y con la constancia llegaremos a algún puerto. Lo cierto es que siempre terminamos de grabar animados con “una caña más”. Con esta segunda temporada queremos empujar la serie y lo bueno es que está llegando poco a poco, ya tenemos algunos patrocinadores, aún falta mucho, porque queremos asentarnos en un local, en cuatro paredes.
-¿Qué queréis conseguir con cañas a largo plazo?
–(Guilherme) Mi gran objetivo es poder distribuir la serie lo más lejos posible, conseguir financiación y abrirnos a otros proyectos. No queremos estar solo en cañas, queremos hacer más cosas. De hecho ahora queremos hacer sketch semanales, que pueden ser infinitos.
-El mundo está lleno de buenas noticias, ¿cuál os gustaría compartir con nuestros lectores?
–(Guilherme) Yo destaco lo que le digo siempre a los inversores, que somos un grupo de 50 personas que hemos estado un año preparando esto simplemente por amor al arte, si hicimos eso con nada, ¿que podemos hacer con algo? Ilusión hay, talento hay, y ahora necesitamos un poco de ayuda, no mucho, pero si hicimos lo que hicimos con nada yo creo que con algo podemos llegar muy lejos.
–(Roberto) Yo creo que la buena noticia es que estamos en el cambio y que hay personas que tienen valores y que va a intentar que el cambio se produzca. Hablo en tema social, la masa audiovisual, teatral, y de esa comodidad en la que estamos instaurados. Yo creo que nos quejamos mucho y hacemos poco. Podemos quejarnos, pero también esta en nuestra mano cambiarlo, en todos los ámbitos.