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Operación Bikini

Operación Bikini. / Foto: @blancacroszgz (Instagram)
Operación Bikini. / Foto: @blancacroszgz (Instagram)
Operación Bikini. / Foto: @blancacroszgz (Instagram)

Yolanda Cambra. / Hay quien detesta San Valentín o las fiestas de Navidad, por las obligaciones impuestas y el gasto inducido que conllevan. Se quejan de que todo es un invento del comercio para dirigirnos hacia el consumo y que se desvirtúa el verdadero origen de las celebraciones. Puede ser. Pero hay una campaña que vuelve, año tras año, y parece que la población la ha asumido como algo tan normal y necesario como la recaudación primaveral de impuestos de la Agencia Tributaria. Estoy hablando de la ‘Operación Bikini’.

No es mi intención, en este escrito, la de hacer apología de la lorza y defender los kilos de más. Lo que sí que quiero dejar claro es que, aunque suframos sobrepeso, también tenemos derecho a la vida. Porque el mensaje subliminal de esta campaña es, en realidad, “No serás capaz de ir a la playa o piscina con todos esos kilos de más, ¿verdad?” Y así se nos crea una falsa e incómoda sensación de culpa por vivir en un cuerpo que no cumple los cánones estéticos que nos impone nuestra sociedad. Pero, vamos a ver, ¿alguien hace sentir culpables a los feos? Porque siempre se puede hacer algo para mejorar (corte de pelo, depilación facial, maquillaje) ¿Acaso se les critica por mostrar su fealdad por la calle, o se les pide que vayan con una bolsa de papel en la cabeza? Por lo tanto, ¿a quién demonios le importa si las que estamos gordas nos ponemos un bikini?

Espero que no seáis tan ingenuos como para creer que detrás de esta campaña no hay un desmedido entramado de marketing de la industria dietética, cosmética, médico-estética y todas las palabras con el sufijo -ética que podáis imaginar. Si les preocupase realmente nuestra salud, la campaña no sería estacional, limitándose a la primavera, sino anual. Ya que en esto, como en San Valentín, hay que esforzarse cada día del año y no cuando los anuncios de televisión y las vallas publicitarias dicen que toca. Esta campaña no llama a cuidarse, a mejorar nuestra salud y a sentirnos bien con nosotros mismos, llama a rascarse el bolsillo y a pasar por el aro, una vez más, de cumplir el modelo estético impuesto socialmente.

Cuando se vive con sobrepeso no son agradables estas fechas en las que nos aligeramos de ropa y dejamos al descubierto lo que el abrigo se ha encargado de tapar todo el invierno. Lo último que necesitamos es que se nos lance el mensaje “¡Cuidado, que llega el verano y estás enorme!”

Animo a todo el mundo a cuidarse y a velar por su salud y su bienestar, y a poner verdadero entusiasmo en un proceso que le lleve a sentirse bien consigo mismo. Pero también animo, mientras ese cambio llega, a aceptarse tal y como se es, con todas sus maravillosas imperfecciones, con todas esas diferencias que lo alejan de estereotipos y lo hacen único e irrepetible, a ponerse bikini aunque asomen los michelines y a hacerle un irreverente pero elegante corte de mangas a todas esas empresas que nos venden un horrible sentimiento de culpa y vergüenza disfrazado de pack anticelulítico y reductor. Que les den.

www.yolandacambra.com

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