Marian Cisterna:/ Mi propia experiencia, tras un diagnóstico que nos llevó a Reproducción Asistida, dio paso a un libro que me ha permitido construir un proyecto que está dando sus propios pasitos junto al Grupo Hospitalario Quirón. Lo llamé “Cuenta conmigo” porque me parece que resumía lo que pretendía que fuera: apoyo, asesoramiento y orientación emocional en procesos de infertilidad.
Junto con el Grupo de Apoyo Hello! en el que más de ciento cuarenta personas han podido recibir la ayuda que necesitaban, he ido conociendo un sinfín de historias que a través del libro, de Hello! y ahora del hospital, muchas personas han compartido conmigo su anhelo de ser padres.
Era necesario antes de seguir escribiendo mis artículos para Zaragoza Buenas Noticias, que os hablara de esto, que os explicara el carrusel de emociones que se vive durante este proceso.
Tras un periplo de consultas (y después de que me diagnosticaran una enfermedad que se presentó por sorpresa) logré quedarme embarazada… aunque el sueño duró poco tiempo ya que rozando la franja de los tres primeros meses de gestación, mi pequeño se escapó de mi vientre para permanecer para siempre en mi alma.
Es él quien me da la fuerza para seguir todos los días, luchando para que otras parejas encuentren el sosiego, la paz y la compañía que era necesario cubrir cuando intentar ser padres se complica.
Es curioso, porque durante mucho tiempo has puesto un montón de obstáculos para que un diminuto espermatozoide no llegue a su destino y ahora, cuando le das vía libre… el encuentro con tu óvulo se complica. Y por muchos tratamientos que te hagas, por todo el dinero del mundo que invierta y aunque te sostengas emocionalmente bien como todo tu entorno desea… nada, absolutamente nada te garantiza que finalmente lo vayas a conseguir.
Ser madre es duro. Muy duro. Y muchas de nosotras lo sabemos bien… aunque nuestros pequeños no hayan llegado hasta nosotras a día de hoy.
Antes de que tu hijo llegue a tus brazos, el sentimiento maternal es tan fuerte que lo sientes potente en el centro de tu pecho, como un volcán de amor infinito por el que cruzarías mar y tierra si fuera necesario.A veces explico que si a cualquiera que es padre le preguntaran si escalaría una montaña con los pies descalzos para abrazar a su hijo, seguramente la mayoría respondería que sí…. Apuntando un “Por mi hijo, lo que haga falta”
En este otro lado de la maternidad y paternidad, nosotros, los padres en “stand by” somos capaces de pasar por tratamientos, incertidumbre, miedo y tristeza… sentimientos que empapan tu día a día… que no te dejan ver más allá. Esa es nuestra manera de escalar descalzos una montaña.
La gente, con toda su buena intención, te dice que “no te obsesiones”, que “ya llegará”, que “cuanto más lo pienses es peor”… y también “con lo bien que vives sin hijos” o “cuando quieras te dejo a los míos”… y a ti no te queda otra que tragarte estas frases y arrinconarlas para que no te hagan daño.
No estamos obsesionados… estamos preocupados por nuestros hijos, por saber si finalmente llegarán a nuestros brazos o no. Por saber si cuando terminemos de subir esta montaña y nuestros pies se quejen por el dolor de las piedrecitas clavadas… nuestro pequeño seguirá ahí esperando su abrazo.
Pasa el tiempo y al final lo superas. Yo no fui madre, no pude serlo. Mi hijo no estaba al final de mi montaña… se había acurrucado en el centro de mi corazón para no dejarme jamás y permanecer a mi lado el resto de mi vida. Puede sonar triste, tremendamente deprimente, pero para mí no lo es.
La lucha que invertí en él me hizo fuerte, permitió que me conociera a fondo y me puso a prueba. Me enseñó una parte de mí que no conocía… o tal vez esa parte se fue haciendo mientras escalaba.
Como he dicho al principio, ese sentimiento me ayuda a diario. Reflexiono en ese amor tan potente cada vez que tengo que atender a alguien que a día de hoy está en un tratamiento de reproducción asistida y se me saltan las lágrimas de emoción total cuando me mandan fotos de ecografías o recién nacidos que por fin han encontrado a sus padres. Es tan hermoso que (me vais a perdonar) no encuentro palabras para describirlo. Es una explosión de felicidad tan brutal que no creo exista nada que pueda detallarlo.
Este artículo es para todos aquellos que lucháis a diario por este maravilloso sueño. No perdáis la esperanza, porque la mayoría lo consigue… soy testigo de ello.
También para todos aquellos que tenéis alguien cerca que está pasando por esto. Es necesario que se sepa lo complicado a nivel emocional que puede llegar a ser. Lo único que necesitamos es que nos agarren fuerte de la mano y que nos digan “Estaré a tu lado. Cuenta conmigo”
Te aseguro que con eso… es más que suficiente.