Redacción./ Entre los muchos oficios que había como servidumbre en la Catedral, se encontraba el de campanero, el cual vivía normalmente en las claverías, aunque pasaba casi todo el tiempo, en una de las estancias de la torre, en la sala de poleas. El campanero existía en la mayoría de iglesias, y era el encargado de tocar, repicar y voltear las campanas. Del mismo modo, también era el encargado de revisar su mantenimiento, las ataduras de los badajos, la tensión de los distintos cables y cuerdas, así como supervisar del reloj de la iglesia.
El sonido de la campana, ha sido durante siglos un código de señales que se atendían y escuchaban cronológicamente, indicaban las fases del suceder cotidiano: el alba, mediodía, el ocaso. Las variaciones climáticas inesperadas y otras circunstancias adversas se comunicaban mediante volteos de campanas, cuyos sonidos llegaban hasta los más alejados términos de la jurisdicción.
El comienzo del trabajo diario se señalizaba con toque de campanas, y coincidía con el toque de alba, al amanecer. Durante el tiempo comprendido entre la festividad dedicada a la Invención de la Santa Cruz, día tres de mayo, y la dedicada a la Exaltación de la Santa Cruz, día catorce de septiembre, los ayuntamientos contrataban del campanero un servicio llamado «toque de nublo» o «toque a nublado», cuyo cometido era avisar a la población de la presencia de tormentas, del amanecer, de la proximidad del medio día con un toque a las once horas, y del atardecer con el toque de oración.
El toque de alba durante el período de recolección se hacía más tempranamente que durante el resto del año, sonando las campanas ya a las tres horas. En época de vendimia se echaban las campanas a vuelo a las cuatro de la mañana. El comienzo del trabajo diario se señalizaba con toque de campanas, y coincidía con el toque de alba, al amanecer.
Con la aparición de los sistemas mecanizados y automatizados para tocar las campanas, su profesión cayó en desuso, viéndose relegada a campanarios puntuales. Aunque las tecnologías han cambiado las características de este oficio, los campaneros no quieren que se pierda, existen encuentros de campaneros que bogan por conservar esta tradición y que las próximas generaciones no la olviden.